El pasado 1 de abril entró en vigor en Alemania una nueva ley que que legaliza el cannabis para consumo propio y recreativo en el país, permitiendo la posesión de hasta 50 gramos de cannabis y el cultivo de hasta tres plantas. Según el Ministerio de Sanidad alemán, la ley, que ha generado no pocas polémicas a nivel social y político, pretende reducir el mercado negro, evitar que niños y jóvenes consuman cannabis y prevenir el consumo de cantidades peligrosas de tetrahidrocannabinol (THC), el principal ingrediente psicoactivo del cannabis.
"El cannabis siempre genera controversia a pesar de que lleva milenios utilizándose. Desde la fiscalización internacional de las variedades con alto contenido en THC en 1955 hasta nuestros días, ha generado muchos debates y discrepancias", sostiene José Manuel Paredero, presidente de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP), que considera que la despenalización del consumo debe acompañarse de una información adecuada para proteger a los colectivos más vulnerables, sobre todo a los menores.
Una de las inquietudes y un punto de conflicto de esta ley en Alemania ha sido precisamente el hecho de que se viene observando un aumento de consumo de cannabis en menores. "Entiendo que estas medidas pretendan luchar contra el tráfico ilícito a través de la legalización, pero las consecuencias sanitarias son difíciles de calibrar. Veremos lo que pasa cuando hagan el seguimiento a los 18 meses previsto en la propia Ley", reflexiona Paredero.
Para el presidente de SEFAP es "fundamental" diferenciar bien el uso recreativo del uso medicinal e informar muy bien a la población de esas diferencias. En Alemania, precisamente, el uso de cannabis medicinal está despenalizado desde marzo de 2017, siempre y cuando el consumo de cannabis esté justificado y avalado por un médico. En España, por su parte, el Ministerio de Sanidad anunció el pasado mes de febrero que iniciaba el trámite para desarrollar el Real Decreto con el que prevé aprobar la regulación del cannabis para su uso medicinal.
"Desde SEFAP defendemos que siempre que cumplan con los requisitos para la autorización de medicamentos y que estén bien identificados los pacientes que se van a beneficiar y las patologías donde van a ser útiles, los medicamentos derivados del cannabis completarán el arsenal terapéutico en determinadas situaciones clínicas", señala José Manuel Paredero, que no obstante recuerda que el hecho de que un derivado del cannabis, ya sea natural o semisintético, haya demostrado un balance beneficio riesgo aceptable para determinados pacientes, "no convierte el uso recreativo del cannabis en algo beneficioso".
"Tenemos que informar muy bien a la población porque cada vez está más extendida la idea de que fumar cannabis no debe ser tan malo si hay medicamentos con el mismo contenido. Y nada más lejos de la realidad".