Cada vez más pacientes recurren a las terapias complementarias para paliar los efectos secundarios de la quimio y la radioterapia. Según un reciente estudio realizado por la Universidad de California, el 89% de los pacientes oncológicos utiliza al menos una terapia complementaria durante los tratamientos convencionales. El 42% de los pacientes seguía una alimentación especial y el 39% se sometía a tratamientos de fisioterapia, como masaje o digitopuntura. La mayoría de enfermos usaban vitaminas y complementos alimenticios (67%).
Algo habitual entre los pacientes es tomar suplementos nutricionales y plantas por su cuenta y riesgo pensando que, al ser productos naturales, no pueden perjudicarles. "Se tiende a pensar que lo natural es bueno y por tanto inocuo. Pero no siempre es así. En oncología las interacciones de ciertos productos naturales con la quimioterapia pueden llegar a causar graves problemas de salud a los pacientes" advierte el Dr. Pere Gascón Vilaplana, oncólogo y consejero sénior del Servicio de Oncología del Hospital Clínico de Barcelona.
Tanto es así que el Departamento de Medicina Integrativa del Hospital Memorial Sloan Kettering Cancer Centre de Nueva York ha desarrollado una aplicación para móviles y tabletas en la que se advierte de las interacciones que ciertas plantas y suplementos nutricionales pueden tener con la quimioterapia. Según el Dr. Gascón "hay dos problemas derivados de utilizar plantas sin supervisión médica: por un lado pueden interactuar con la quimioterapia, disminuyendo su efectividad, y, por otro lado, pueden potenciar los efectos secundarios de la misma".
Uno de los suplementos nutricionales más utilizados por los pacientes oncológicos sin supervisión médica es la cúrcuma, pero existe evidencia científica de que puede interactuar con ciertas quimioterapias inhibiendo su eficacia y incrementa el riesgo de sufrir hemorragias.
Otro de los suplementos utilizados frecuentemente son las cápsulas de hongos japoneses. Existe sólida evidencia científica de que el Reishi, cuyo nombre científico es Ganoderma lucidum, puede prevenir las náuseas de la quimioterapia, incrementar la eficacia de la radioterapia y puede contribuir a la prevención de las metástasis. Sin embargo "no todos los suplementos nutricionales son de la misma calidad y, por lo tanto, no tienen las mismas cualidades terapéuticas" advierte el Dr. José Francisco Tinao, Presidente de la SESMI (Sociedad Española de Medicina Integrativa) y con amplia experiencia tratando a pacientes oncológicos. "Uno de los errores más frecuentes de los pacientes es pensar que la diferencia de precio en un suplemento nutricional se debe al marketing. Pero la realidad es que esta diferencia se debe a la calidad del producto y al proceso utilizado para extraer y estabilizar el principio activo que contienen".
Las plantas, tanto en infusión (en menor grado) como en forma de extracto seco o de aceite esencial, también pueden presentar riesgos para los pacientes. La Hierba de San Juan, también conocida como Hipérico, puede reducir la eficacia de la quimioterapia y puede incrementar la irritación de la piel durante la radioterapia. Además, cabe advertir que es recomendable interrumpir su uso una semana antes de una intervención quirúrgica o de empezar la quimioterapia . "No es sólo la Hierba de San Juan la que puede dar problemas ante una operación" nos cuenta Josep Allué Creus, Doctor en Farmacia por la Universidad de Barcelona y vocal de la Sociedad Española de Fitoterapia (SEFIT). "La valeriana, la equinácea, la efedra, el ajo, el ginkgo y el gingseng también pueden perjudicar la salud del paciente si no se interrumpe su consumo como mínimo una semana antes de una intervención quirúrgica. Si bien algunas plantas pueden estar indicadas en el tratamiento de efectos adversos de la quimio y radioterapia, no es nada recomendable que los pacientes oncológicos tomen plantas o suplementos nutricionales de ningún tipo sin supervisión médica".
Otro de los errores que cometen un gran número de pacientes es el de buscar un milagro que pueda revertir su enfermedad. Esta búsqueda les lleva a agarrarse a cualquier posible solución milagrosa que les recomiende alguien cercano o que les manden por email. "Cuando el cáncer entra en tu vida quieres creer, necesitas creer. Y por eso confías en información de dudosa reputación que recibes y te agarras a un clavo ardiendo" explica Míriam Algueró Josa, Presidenta y fundadora de la Asociación de Oncología Integrativa.
Los milagros anti cáncer que más circulan por la red son el Mega Mineral Suplement (conocido como MMS y sin ninguna evidencia científica como tratamiento contra el cáncer); el bicarbonato de sodio con zumo de limón (conocido como la Kryptonita del cáncer); o el zumo de manzana, remolacha y zanahoria (conocido como el zumo milagroso contra el cáncer).
"El problema radica en que tiendes a tomar la parte por el todo. Lees que algo te puede ayudar a luchar contra el cáncer y te convences de que eso y sólo eso te va a curar" sigue Míriam Algueró Josa.
Si bien existe evidencia científica de que tanto el bicarbonato de sodio como la remolacha pueden servir de apoyo a los tratamientos convencionales del cáncer, no hay que caer en el error de pensar que pueden ser una alternativa a la quimio o a la radioterapia.
"Existen varias terapias complementarias y otras medicinas con base científica que pueden ayudar a los pacientes oncológicos a mejorar su calidad de vida durante la quimio y la radioterapia. Pero afirmar que existe evidencia científica sólida de que el reiki, la meditación, el yoga, o alguna de estas terapias por si solas pueden ser una alternativa a los tratamientos convencionales sería una irresponsabilidad" concluye el Dr. José Francisco Tinao.