Los pacientes con enfermedades del riñón solicitan test COVID-19 a profesionales sanitarios y pacientes en ámbito renal

Proteger a los profesionales sanitarios de los servicios de nefrología y centros de diálisis frente al COVID-19, es también proteger a las personas más vulnerables
Las personas con enfermedad renal en tratamiento de hemodiálisis pasan mucho tiempo en contacto con los profesionales sanitarios y con ello aumenta el riesgo de contagio por coronavirus

Como todo el mundo conoce, los profesionales sanitarios son los principales soportes de ésta crisis sanitaria y las personas que más riesgo tienen de infectarse por COVID-19. Sin embargo desde la española Federación Nacional de Asociaciones ALCER consideran que no se están poniendo los medios necesarios para frenar el elevado número de contagios que estos trabajadores están sufriendo.

Proteger a los profesionales sanitarios no significa únicamente proteger su salud, sino la de millones de personas que ellas y ellos atienden. Esto último es especialmente preocupante porque muchos de los pacientes que atienden son personas con alto riesgo de muerte por COVID-19. Entre ese grupo de personas especialmente vulnerable se encuentran las personas con enfermedad renal crónica que se someten a tratamiento de hemodiálisis 3 veces por semana en centro, durante al menos 4 horas. Debido a ello y a que después de sus sesiones vuelven a casa y pueden ser portadores asintomáticos del virus, se hace indispensable que sean también testados para evitar la trasmisión de la epidemia entre un colectivo altamente vulnerable.

Según los últimos datos del registro de enfermos renales de la Sociedad Española de Nefrología son ya 1.063 las personas en tratamiento renal sustitutivo (diálisis o trasplante renal) infectadas de COVID-19, el 64% personas en tratamiento de hemodiálisis. Se han contagiado el 2,4 % de la población renal en tratamiento de hemodiálisis, cuando los contagiados en la población general no llegan al 0,5 %. Son además los que tienen tasas de letalidad mayores entre las personas con enfermedad renal crónica, de hasta el 26%, más de dos veces y media más altas que en la población general. Con ello son ya 679 personas en tratamiento de hemodiálisis las que han fallecido a causa de éste virus (a fecha 18 de abril) y se da la circunstancia que son las que más tiempo pasan junto a los profesionales sanitarios (al menos 3 días a la semana durante 4 horas cada día) y, por tanto, las que mayor probabilidad de contagio tienen. Conocer los profesionales sanitarios que están contagiados, los pacientes con los que conviven y sus familiares, y determinar aquellos que están libres de infección se convierte en una labor esencial en la lucha contra la pandemia y, sobre todo, para evitar muertes innecesarias entre las personas más vulnerables.

La Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (ALCER), que agrupa a personas con enfermedad renal crónica considera “muy urgente” la realización de test del virus COVID-19 a los profesionales sanitarios y a los pacientes en tratamiento de hemodiálisis con los que conviven. El presidente de la Federación, Daniel Gallego ha solicitado a las autoridades sanitarias que se practiquen estas pruebas diagnósticas “por motivos de humanidad, en primer lugar, y porque se trata del colectivo más expuesto a la enfermedad en su tarea cotidiana” (tanto profesionales como pacientes).

Daniel Gallego entiende que el paso de los días sin llevar a cabo estos test “añade riesgo para la salud tanto para los profesionales, como para las los pacientes y sus familiares, cuando sabemos que éstos pacientes se están contagiando mucho más y con probabilidad de muerte mucho más alta que la población general”.

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