Los pacientes con fibromialgia presentan muchos más efectos adversos a diversos fármacos que otros enfermos, aunque se desconoce si es por un síntoma de la enfermedad, por alguna causa psicológica o por su sensibilización central. De hecho, se ha demostrado que "el número de abandonos por reacciones adversas en los afectados con fibromialgia tratados con placebo es el doble que en otras patologías", según ha concluido un estudio realizado por el Dr. Cayetano Alegre, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Vall d'Hebrón y del Instituto Universitario Dexeus, de Barcelona.
El elevado porcentaje de efecto nocebo (versión opuesta al placebo) en fibromialgia podría estar asociado con la presencia de ansiedad y depresión en este síndrome. Según la investigación, el efecto nocebo es muy prevalente en la fibromialgia, similar al de la ansiedad y la depresión, y significativamente superior al del dolor neuropático. Esto sugeriría que la presencia de estos efectos secundarios podría relacionarse con el trastorno del humor que presentan estos pacientes, con la depresión o ansiedad.
Se estima que la prevalencia de la fibromialgia en España es de un 2,3%, según el estudio EPISER de la Sociedad Española de Reumatología, lo que supone casi un millón de afectados por esta patología en este país. Su prevalencia es mucho más frecuente en Salud de la mujeres (95% de los casos). La fibromialgia pertenece a los trastornos de sensibilización central y se caracteriza por dolor crónico generalizado que se prolonga más de tres meses y que el paciente localiza en el aparato locomotor. Dolor, fatiga intensa, rigidez articular, alteraciones del sueño, depresión y cefaleas son algunas de sus manifestaciones clínicas más comunes. Si el problema no se diagnostica o no se realiza la intervención adecuada, la calidad de vida del paciente se resiente progresivamente, apareciendo discapacidad en grado variable.
Al igual que se desconocen las causas de la fibromialgia, no existe tampoco una terapia curativa. Por tanto, el tratamiento de esta patología engloba ciertos tipos de fármacos (antidepresivos, analgésicos y anticonvulsionantes), ejercicio físico aeróbico realizado de forma progresiva y constante y terapias psicológicas que enseñen al paciente a afrontar su enfermedad.