Los "secamanos" de aire favorecen la contaminación bacteriana

Lavarse las manos puede ser contraproducente si se usa un secamanos de aire, ya que aumentará su contaminación bacteriana

Utilizar un secamanos de aire caliente es lo más parecido a someterse a una ducha de bacterias, según diferentes estudios. Los secadores de aire de alta velocidad y los de aire caliente albergan bacterias en su superficie y en los conductos de aire, que se extienden por el ambiente cuando se utilizan.

Según un estudio realizado por la Universidad de Westminster, la opción más higiénica es el uso de toallitas de papel, que reducen la contaminación bacteriana en un 77%, mientras que los secamanos de aire de alta velocidad la incrementan en un 42% y los de aire caliente en un 254%. El estudio señala la paradoja de que "si usamos un secamanos de aire, lavarse las manos puede ser contraproducente, ya que aumentaremos su contaminación bacteriana".

El estudio ha permitido comprobar cómo el aire arrastra las bacterias depositadas en los aparatos de secado y las lleva directamente a nuestras manos. La contaminación es mayor en el caso de los secadores en los que hay que colocar la manos en su interior, donde hay más riesgo de establecer un contacto físico que aumenta la transferencia bacteriana al poner nuestras manos en contacto con los gérmenes de otros usuarios, además el chorro de aire puede llevar las bacterias hasta a 2 metros del lugar donde se encuentra el aparato esparciéndolas por todo el cuarto de baño. Por lo general los aparatos están ubicados a la altura de un niño de 6 años, siendo los más pequeños los que están expuestos más directamente a la transmisión de bacterias. Frente a estas opciones, el uso de toallitas de papel para secar las manos después de su lavado ha resultado ser el sistema más higiénico, al eliminar cualquier contacto entre usuarios.

Según otro estudio realizado con usuarios, que probaron los sistemas basados en toallitas de papel y los de aire, el 85% prefiere utilizar toallitas de papel para secarse las manos, al considerar este sistema más higiénico y cómodo. Así, los usuarios de toallitas tardaron una media de 10,5 segundos en secarse las manos frente a los 21,9 segundos que emplearon los usuarios del secamanos de aire caliente.

A la luz de estos datos, para mantener el mismo flujo de tráfico en un baño con dispensadores de toallitas habría que instalar 4 secadores de aire por cada dispensador, ya que cada usuario debe estar en frente de la unidad secamanos hasta que las manos estén secas, en comparación a tomar una toalla de papel y alejarse. Además, el consumo de energía de los secadores de alta velocidad también aumenta sus costos de instalación.

Según Kimberly-Clark Professional, la higiene que ofrecen los dispensadores de toallitas se ha reforzado con nuevos modelos que eliminan cualquier contacto con el dispensador.

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