Las adicciones y sus problemas de salud derivados son uno de los grandes problemas, tanto a nivel nacional como internacional, del medio penitenciario. De hecho, tal y como ha explicado Marcos Gómez Revuelta, médico especialista en Psiquiatría del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, "la prevalencia de los trastornos mentales por consumo de sustancias en la población reclusa se cuatriplica e incluso quintuplica con respecto a la población general". La jornada ´La Psiquiatría en el medio penitenciario' que se ha celebrado hoy, en Vitoria-Gasteiz ha reunido a varios especialistas para reflexionar sobre esta problemática.
La cita ha sido organizada por PSISENDA (Asociación para la Investigación del Trastorno Mental Severo) y ha contado con la colaboración de la Red de Salud Mental de Álava del Departamento de Salud del Gobierno Vasco, Osakidetza, el Ilustre Colegio de Médicos de Álava y la Universidad de Deusto. Edorta Elizagárate, jefe de Servicio de Psiquiatría de la Red de Salud Mental de Álava, y Miguel Gutiérrez, catedrático en Psiquiatría, han presentado el acto, que ha contado con la participación de Álvaro Muro, coordinador de los Servicios de Psiquiatría penitenciaria de Barcelona, y el ya mencionado Marcos Gómez Revuelta.
Adicciones y medio penitenciario
Así, en la intervención ´Las adicciones en el medio penitenciario', Gómez Revuelta ha ahondado en las consecuencias para la salud mental que este hábito presenta sobre los reclusos. "Los trastornos por consumo de sustancias constituyen la patología más común en la población reclusa. No discrimina por sexos, y presenta una amplia manifestación tanto en hombres como en mujeres. Por ello, es muy posible que el consumo de drogas sea el problema de mayor magnitud relacionado con la salud en nuestras cárceles", ha indicado el especialista.
Además, esta situación afecta a los reclusos y reclusas tanto dentro como fuera de la cárcel. De puertas para adentro, tal y como ha explicado el Dr. Gómez, "el consumo es un factor clave en relación a la mortalidad carcelaria por su vinculación con el suicidio y una peor evolución psicopatológica". Una vez excarcelados, "se convierte en un factor de mal pronóstico para la reinserción y la salud".
Este problema, que no es exclusivo de España, requiere de una intervención prioritaria en los sistemas penitenciarios de todo el mundo. La propuesta para abordarlo de cara al futuro que ha lanzado el Dr. Gómez, se centra en un análisis sobre el estado actual del problema, "con especial hincapié en ciertos factores iatrogénicos (alteración del estado del paciente producida por el médico), que los profesionales clínicos pueden intentar modificar, y nuevas alternativas de concienciación y manejo".
Un servicio de psiquiatría en la cárcel
Álvaro Muro ha protagonizado la ponencia ‘Organización de un servicio de psiquiatría en cárcel, organización de recursos y coordinación con el medio hospitalario y el rehabilitador (medidas de seguridad)'. En ella ha repasado las ventajas e inconvenientes de contar con una red de psiquiatría dentro del propio sistema penitenciario, tal y como sucede en Cataluña.
En primer lugar, Muro ha puesto de manifiesto la elevada tasa de patología mental que presentan los centros penitenciarios, donde un 15% de la población reclusa padece psicosis, un 20% depresión, un 25% trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), un 30% trastorno límite de la personalidad (TLP), un 70% antecedentes de toxicomanía, y un 12% discapacidad intelectual. "Las prisiones se han convertido en los nuevos psiquiátricos. Cuanto más se reducen las camas en los centros de tratamiento psiquiátrico, más aumenta el número de enfermos mentales que acaban en prisión", ha destacado.
Sobre el sistema catalán, único en el mundo y que ha implantado una red de psiquiatría dentro de las propias prisiones, el coordinador de los Servicios de Psiquiatría penitenciaria de Barcelona ha explicado que, en este momento, "la red cuenta con 172 camas de hospitalización en dos hospitales intrapenitenciarios, nueve servicios de atención ambulatoria, y el programa de seguimiento individualizado (PSI) para la sección abierta. De hecho, solo en Barcelona hay más de 230 profesionales de salud mental implicados en este proyecto".
Desde la implantación de este servicio en 2001, la gran ventaja que ha reportado para todos los reclusos, según ha explicado el Dr. Muro es que "los enfermos mentales en prisión están bien atendidos bajo criterios sanitarios y, como resultado, se han producido menos incidentes, se ha logrado una mejor externalización (cuando un paciente pasa de una unidad psiquiátrica intrapenitenciaria a una unidad extrapenitenciaria, o a tratamiento ambulatorio civil), y los reclusos y reclusas han contado con una atención humana y sanitaria equivalente al medio civil como contempla la constitución y otras leyes".