La Sociedad Española de Neurología advierte:

Más de un 20% de los traumatismos craneoencefálicos pueden dejar secuelas neurológicas

Durante el verano se observa un incremento de los traumatismos craneoencefálicos (TCE) relacionados con los accidentes de tráfico, las lesiones acuáticas y con el ciclismo.
Además de llegar a producir alteraciones cognitivas, dificultades de lenguaje o problemas motores, los traumatismos craneoencefálicos (TCE) aumentan el riesgo de padecer ictus, demencia, cefalea o epilepsia secundaria.
Las causas más comunes de daño cerebral adquirido son, junto con los traumatismos craneoencefálicos (TCE), los ictus, los tumores cerebrales y las infecciones cerebrales.

De acuerdo a los datos manejados por la Sociedad Española de Neurología (SEN) entre un 20 y un 30% de los traumatismos craneoencefálicos pueden dejar secuelas neurológicas. Los TCE son una de las principales causas de lesión cerebral junto con ictus, tumores cerebrales, enfermedades infecciosas y paradas cardiorrespiratorias y, durante el verano, se observa un incremento de los casos relacionados con los accidentes de tráfico, las lesiones acuáticas y con el ciclismo.

"Los accidentes de tráfico, con cerca del 75% de los casos, son la causa más frecuente de traumatismo. Accidentes durante la realización de actividades deportivas y de ocio al aire libre y accidentes laborales supondrían casi la totalidad del 25% de casos restantes", explica el Dr. José Manuel Moltó, Vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN). "Puesto que en verano aumentan los accidentes de tráfico y las actividades al aire libre y, debido al calor, se es más propenso a no usar cascos protectores -tanto en los entornos laborales como cuando se realiza algún deporte-, es en esta época cuando se producen un mayor número de lesiones graves de este tipo. Y es por lo tanto en esta época, cuando se hace más necesario recordar a la población la importancia de protegernos frente a estas lesiones  utilizando cinturón de seguridad, sillas especiales para los niños y tener bien ajustados los reposacabezas cuando viajamos en coche; y en la moto y en actividades y deportes de riesgo, utilizar siempre casco".

Solo un 2% de los TCE leves producen algún tipo de deterioro neurológico que requiera tratamiento, sin embargo sufrir un traumatismo moderado o grave puede implicar un daño cerebral cuyas consecuencias y pronóstico dependerá de la naturaleza, extensión y lugar del daño.  "En general, cualquier lesión cerebral puede llevar a alteraciones cognitivas –principalmente fallos en la atención, memoria, razonamiento y funciones ejecutivas-, alteraciones emocionales y conductuales, dificultades de lenguaje y comunicación, así como problemas físicos o motores que pueden ser parciales o totales. Y en el caso de niños y adolescentes, las secuelas neurológicas asociadas a las lesiones cerebrales pueden influir en aspectos esenciales de su desarrollo", señala el Dr. Manuel Murie, Presidente de la Sociedad Española de Neurorrehabilitación, sociedad adherida a la SEN. "Por otra parte, desde el punto estricto de la Neurología, los traumatismos craneoencefálicos nos preocupan especialmente porque aumentan el riesgo de padecer ictus, demencia, cefalea y epilepsia secundaria, entre otras enfermedades neurológicas".

Además de los accidentes de tráfico, durante el verano se observa un especial  incremento de los TCE relacionados con las lesiones acuáticas. Niños y adolescentes son los que con mayor frecuencia se ven afectados por traumatismos craneoencefálicos o lesiones medulares generalmente por impudencias a la hora de introducirse en el agua. "No solo por lanzarse al agua desde gran altura sino porque muchas veces estas prácticas van asociadas al consumo de alcohol u otras sustancias", destaca el Dr. José Manuel Moltó. "Comprobar la ausencia de obstáculos y la profundidad del lugar donde nos vayamos a sumergir, utilizar los brazos como protección de nuestro cuerpo si nos tiramos de cabeza, vigilar a los más pequeños cuando estén cerca del agua y no consumir drogas antes de realizar cualquier actividad acuática, son las principales medidas a adoptar para evitar estos accidentes".

Tanto entre niños como adultos la práctica del ciclismo, bien como medio de transporte o como deporte, también parece aumentar en la época estival. Sin embargo, los traumatismos craneoencefálicos relacionados con el ciclismo son frecuentes y pueden ser graves. "En este sentido, al igual que cuando viajamos en moto, puede resultar vital el hecho de que cuando tengamos un accidente llevemos el casco puesto. Esta medida de prevención ha demostrado que, en caso de padecer un traumatismo craneoencefálico, la probabilidad de padecer alguna secuela neurológica, se reduce hasta en un 88%", explica el Dr. Manuel Murie.

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