Más de un millón de españoles padece glaucoma, lo que representa alrededor del 2% de la población. En el caso de las personas mayores de 50 años, el porcentaje oscila entre el 2% y el 3%, aunque la mitad no lo sabe. La cifra se eleva al 4% en los mayores de 70 años, y hasta un 10% entre quienes alcanzan los 90 años. De todos ellos, el 5% alcanzará una ceguera total e irreversible. Además, el glaucoma es la segunda causa de ceguera a nivel mundial y la primera de ceguera irreversible. Una de las características del glaucoma es que generalmente, hasta fases avanzadas, se desarrolla de forma asintomática, es decir, sin que el paciente note nada. Sin embargo, hasta un 90% de la ceguera provocada por esta dolencia podría evitarse mediante un diagnóstico precoz. Todos estos motivos se aúnan para que el glaucoma tenga su día mundial: el 12 de marzo.
El glaucoma es una enfermedad crónica del nervio óptico que da lugar a una pérdida progresiva del campo de visión y que generalmente se debe a un exceso en la presión intraocular. De hecho el principal factor de riesgo del glaucoma es la presión intraocular elevada. El Doctor Iñaki Rodríguez Aguirreche, especialista en glaucoma del Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología de Bilbao-ICQO y miembro de la Sociedad española del Glaucoma (SEG), señala que el glaucoma "puede afectar a cualquier persona y a cualquier edad, pero existen circunstancias que predisponen a esta enfermedad". Algunos de ellos son los antecedentes familiares -es una enfermedad de origen genético en muchos casos-, tener miopía, ser enfermo de diabetes o la toma de corticoides de forma prolongada. "De cualquier forma, el principal factor de riesgo se encuentra en la presión intraocular elevada. Éste es, además, el único factor que puede ser modificado, de forma que sea posible alterar el curso de la enfermedad", explica el doctor.
Revisiones oftalmológicas
Debido a su curso lento, la mitad de los pacientes con glaucoma están sin diagnosticar. Por eso, señala que "es fundamental realizar una revisión oftalmológica a toda persona mayor de 40 años". Después, las revisiones deberían de realizarse cada 2 años, a lo sumo. En casos de mayor riesgo, en los que se cuente, por ejemplo, con alguno de los antecedentes que predisponen a sufrirlo, -antecedentes familiares, diabéticos, personas con miopía…- se recomienda empezar las revisiones con 35 años y, después, de forma bianual.
El diagnóstico del glaucoma se basa en tres pilares: la medición de la presión intraocular y el examen morfológico y funcional del nervio óptico. En los últimos años se han producido mejoras en el diagnóstico, con aparatos más sensibles para observar los daños iniciales del nervio óptico y una mejor identificación de la progresión de la enfermedad.
En la actualidad no tiene un tratamiento curativo y entre los tratamientos se encuentran el farmacológico, con láser o cirugía. El más común es el farmacológico, que consiste en la administración crónica de colirios para reducir la presión intraocular, que puede ralentizar e incluso frenar la enfermedad.
El tratamiento con láser sólo es efectivo en algunas formas de glaucoma. Tiene la ventaja de ser un tratamiento bastante inocuo pero el inconveniente de presentar un efecto más limitado en el tiempo. La cirugía se reserva para casos que empeoran a pesar de otros tratamientos, para pacientes intolerantes a los colirios o para glaucomas avanzados. En los últimos años se han producido también avances en la regeneración del nervio óptico en animales, pero aún quedan lejos los avances en humanos, para lo que los científicos y científicas siguen investigando.