Muchos padres no saben cómo actuar ante una intolerancia a la lactosa

Se estima que la intolerancia a la lactosa afecta a entre el 35 y el 50% de la población. El tratamiento de la intolerancia a la lactosa en la población infantil supone un gran reto ya que se tiende a eliminar los productos lácteos de la alimentación, lo que supone un error grave puesto que estos alimentos aportan nutrientes esenciales como el calcio, fundamental para la formación de los huesos.

La lactosa es el azúcar natural de la leche y sus derivados. Este tipo de intolerancia se produce porque existe una menor producción de lactasa, lo que impide que se digiera bien la lactosa, llegando hasta el colon. Esto provoca diversos problemas gastrointestinales: gases, flatulencias, molestias abdominales, náuseas esporádicas y diarreas.

Según afirma el Dr. Enrique La Orden, pediatra del Departamento de Gastroenterología y Nutrición Infantil y de Endoscopia Pediátrica del Hospital Infanta Elena de Madrid, ante un niño con intolerancia a la lactosa, muchos padres no saben cómo actuar, sin embargo, "los niños no pueden dejar de consumir productos lácteos ya que eliminarían nutrientes esenciales fundamentales en su desarrollo y crecimiento".

De forma general, los expertos recomiendan que los lácteos aporten la cuarta parte de las proteínas y las tres cuartas partes del calcio y fósforo, necesarios para la mineralización de los huesos y de los dientes. Para lograr este aporte, los expertos aconsejan consumir unos 500 mililitros de leche y derivados lácteos al día.

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