El ictus isquémico o infarto cerebral es la tercera causa de muerte en el mundo y la primera de invalidez permanente, lo que acarrear un alto coste socio-sanitario. La tendencia en los próximos años -aumento en la expectativa de vida. con una incidencia estable de ictus y con una mortalidad en descenso- prevé un incremento de los sobrevivientes con discapacidades neurológicas, haciendo de ese modo imprescindible encontrar estrategias terapéuticas que disminuyan la discapacidad.
Con ese fin, el Grupo de Trabajo de Neurovascular de la Sociedad Andaluza de Neurología (SAN) ha presentado un ensayo clínico multicéntrico en el que se ha estudiado la reacción de pacientes con ictus isquémicos graves a la terapia celular. A los pacientes, abordados por la persistencia de un déficit grave durante la primera semana, se les ha extraído células madre de sus propias médulas óseas para serles insertadas a continuación en la arteria responsable del ictus, mejorándose así la recuperación de aquellos en quienes hubieran fracasado anteriormente los tratamientos convencionales.
Esta investigación ha sido uno de las cuestiones tratadas durante la reciente reunión celebrada en Málaga por el Grupo de Trabajo de Neurovascular de la Sociedad Andaluza de Neurología (SAN), en cuyo seno se encuentran los neurólogos responsables de un ensayo clínico con células madre efectuado en 2012 con un pequeño número de pacientes del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla) y en el que se demostró la seguridad de este tratamiento.
El tratamiento con células mononucleadas de médula ósea del tipo autólogas, en las que se encuentran células madre hematopoyéticas y mesenquimales, ha probado su eficacia en estudios preclínicos de ictus y en modelos de isquemia en humanos, como la cardiopatía isquémica y la arteriopatía periférica.