El Colegio de Podólogos de Galicia quiere destacar en el Día Mundial contra el Cáncer, que se conmemorará el próximo martes 4 de febrero, las complicaciones en los pies derivadas de la quimioterapia.
El llamado síndrome mano-pie o eritrodisestesia palmoplantar es un efecto secundario de algunos tipos de quimioterapia. Los fármacos que se emplean afectan al crecimiento de los capilares y de la piel de las manos y de los pies y dañan los tejidos circundantes, pudiendo causar los síntomas de este síndrome, que pueden variar desde un simple enrojecimiento hasta hinchazón, problemas ungueales (por ejemplo, uña incarnada), descamación, dolor y dificultad para caminar.
Consejos para prevenir el síndorme mano-pie
En algunos casos, es necesaria la reducción o suspensión del tratamiento quimioterápico para poder paliar las molestias ocasionadas por este efecto secundario. La labor del podólogo es fundamental para tratar y paliar los efectos de este síndrome, pudiendo conseguir retrasar la suspensión de la quimioterapia.
Consejos para prevenir el síndrome mano-pie
El presidente del Colexio gallego, Juan Dios, señala que antes de comenzar un tratamiento de quimioterapia se debe efectuar un examen que preste especial atención a las manos y a los pies para identificar factores predisponentes, como hiperqueratosis, eccema o enfermedad fúngica. "Cualquier factor de riesgo debe tratarse preferiblemente antes de comenzar la terapia, por lo que es importante acudir al podólogo antes de iniciar el tratamiento quimioterápico" –destaca–.
Otros consejos a tener en cuenta son:
- Hidratar diariamente los pies, evitando aplicar cremas entre los dedos y en las uñas.
- Evitar el agua caliente (por ejemplo, baños y duchas calientes), porque el calor puede exacerbar los síntomas.
- Evitar el calzado apretado.
- Evitar ejercicios o actividades vigorosas (como levantar objetos pesados o caminatas largas), especialmente durante el primer mes, para reducir el riesgo de ampollas.
- Algunos pacientes necesitarán tratamiento con plantillas o férulas digitales protectoras a medida, prescritas por el podólogo, para reducir las zonas con presiones y roces excesivos.
- Usar calcetines de fibras naturales, hilo o algodón, para evitar la humedad y mantener los pies secos.