Conseguir unas fiestas más saludables para millones de personas es el objetivo del proyecto so2say, subvencionado por la UE. Los investigadores creen haber identificado una combinación de dos extractos que puede sustituir al dióxido de azufre. Ambos existen de forma natural en el vino y podrían reducir en más de un 95% la presencia de dióxido de azufre (SO2) en el vino.
El SO2, que se etiqueta E220 en los paquetes de comida, se utiliza además de en la vinificación como conservante en determinados frutos secos. Las personas pueden tolerar en su mayoría una pequeña cantidad de SO2 en los alimentos que consumen, pero otras pueden sufrir reacciones alérgicas u otros efectos diferidos, como dolores de cabeza.
En el Reino Unido, España y Alemania ya se han probado vinos con el nuevo aditivo y se consideran tan buenos como las botellas con contenido de azufre. En enero de 2013 se abrirá un nuevo lote embotellado en mayo de 2012, cuatro meses más tarde se testará. En caso de éxito, la viabilidad técnica del nuevo extracto habrá quedado demostrada y podrán ponerse en marcha los trámites de su autorización.
La principal ventaja del SO2 es que es una sustancia antimicrobiana y antioxidante. Sin embargo, el dióxido de azufre y los sulfitos reducen considerablemente la asimilación de la vitamina B1. Esta menor asimilación puede provocar problemas sanitarios tales como jaqueca crónica y pérdidas temporales de memoria. Las personas asmáticas son especialmente vulnerables.
El proyecto, de una duración de tres años, empezó en junio de 2009, y cuenta con participación española.