Somnolencia y cansancio arrastrado durante todo el día. Esto es lo que puede producir, según el Dr. Carlos Egea, neumólogo en el Hospital Vithas San José, posponer el despertador y dormir esos 5 minutos más que "rascamos" para disfrutar en la cama. "Al apagar el despertador y volver a dormirnos y volver a despertarnos a los 5 minutos, fragmentamos un sueño natural, un ciclo de sueño, lo que hace que el individuo pueda tener somnolencia y cansancio durante el día, procedente de haber roto ese ciclo de sueño", explica.
En realidad, "no se trata de que debamos dormir ciclos enteros o no, de hecho realizamos de tres a seis ciclos de sueño por noche, sino que el despertador no va acorde con nuestro reloj interno". Según el neumólogo, lo ideal sería despertarnos de manera natural y no con el despertador porque así dormiríamos lo que nuestro cuerpo necesita, que es variable en cada individuo.
El uso del despertador es de por sí una forma artificial de volver al estado de vigilia. Por eso, puede hacer un poco más pesado y complicado el trance de activarse. "El pequeño vicio de no levantarse a la primera no tiene efectos tan extremos como la inercia del sueño, aunque el mejor efecto sería acostarse antes, para solucionar el cansancio", explica el Dr. Egea.
La genética, como en casi todos los campos, también tiene una importante repercusión en el ciclo del sueño. Las diversas necesidades dividen a las personas entre "búhos y alondras", lo que es igual a aquellos que están más activos por la noche o por la mañana, respectivamente. Por otro lado, también hay personas que necesitan dormir en ciclos más largos y otros más cortos.
Respecto a los agentes externos, el cansancio, la actividad física y mental también tienen una notoria repercusión. Por no hablar del estrés y su influencia en los problemas para conciliar el sueño. Además, la edad y el estado de salud van a variar en la necesidad, "ya que las personas más mayores suelen tener un sueño menos profundo y duradero", afirma el neumólogo.
Según Egea, "es "ridículo" establecer unos cánones sobre el sueño, pues estos jamás se adaptarán a las necesidades específicas de cada uno". Sin embargo, sí que hay cierta unanimidad a la hora de establecer que el tiempo de sueño debe estar entre las siete y las nueve horas.
Lo habitual es que durmamos menos de lo que realmente necesitamos, pero estamos acostumbrados a ello y no somos conscientes de cómo la falta de sueño nos afecta negativamente en la salud del día a día. "Si se necesita utilizar despertador cada mañana y se siente necesidad de recuperar las horas de sueño durante el fin de semana, son síntomas de que las cosas no se están haciendo bien. Asimismo, esto tampoco es saludable, ya que ni las horas de sueño se recuperan por completo, ni es positivo para nuestro ritmo circadiano".
¿Cómo saber cuánto necesito dormir?
Descansar es esencial para todos y cada uno de nosotros. Pero cada uno tendrá unas necesidades (dentro de unos límites). Lo que realmente interesa, más allá de la explicación científica, es la necesidad individual que tiene cada uno para llevar unos ciclos más saludables que afecten positivamente a nuestro día a día y a nuestra salud a largo plazo.
Consejos
- No usar despertador: inicialmente es complicado, pero con el paso del tiempo uno se acostumbra. Para evitar problemas, un buen momento para empezar es un periodo vacacional.
- Estar expuesto al sol durante el día: la luz durante el día y la oscuridad durante la noche, así como otras señales externas, también tienen importancia en el ciclo del sueño.
- Mantener ciclos regulares de sueño.