Quemaduras, ojo rojo, conjuntivitis, queratitis y abrasiones corneales: consecuencias habituales de los incendios forestales

 Los síntomas se agudizan en pacientes con ojo seco, blefaritis o conjuntivitis alérgica

Con la llegada del verano y las altas temperaturas como las que estamos viviendo esta semana en nuestro país, se multiplican los incendios forestales, que además de las consecuencias devastadoras que tienen para el medio ambiente, también afectan a la salud de las personas que viven en las zonas de riesgo y al personal encargado de su extinción.

El humo que desprenden los incendios no solo afecta al aparato respiratorio, sino que los ojos también se pueden ver perjudicados. Los ojos de las personas que viven cerca de las zonas afectadas por los incendios así como los de aquellas encargadas de la extinción o en labores de ayuda en la no propagación se resienten e incluso pueden llegar a sufrir afecciones graves. "El humo y las pequeñas partículas en suspensión (que pueden estar ardiendo) pueden provocar quemaduras en el exterior y en el interior de los ojos, queratitis (inflamación de la córnea) e incluso abrasiones corneales, que si no son tratadas a tiempo por un especialista pueden derivar en problemas de visión permanentes" explica la Dra. María Capote, oftalmóloga responsable de la Unidad de Retina y Vítreo de Central Ocular.

Además, es habitual que los ojos se irriten al entrar en contacto con el humo provocando enrojecimiento acompañado de picazón y ardor. "También suelen estar acompañados de sensación de cuerpo extraño. Aunque la primera reacción que se puede tener es frotarnos los ojos es justo lo que no se debe hacer, ya que si existe un pequeño fragmento de tierra o, incluso, ceniza, podemos empeorar el problema y provocar una laceración en la superficie del ojo" añade la Dra. Capote.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que las personas que ya tienen  conjuntivitis alérgica, ojo seco e, incluso, blefaritis (inflamación persistente de los bordes palpebrales provocada por un secreción grasa excesiva o por infección por el ácaro Demodex) van a ver agravados sus síntomas. "Estas son patologías muy frecuentes, llegando a afectar hasta un 30% de la población. Este colectivo tiene que tener especial cuidado si se encuentra dentro de un área afectada por un incendio forestal y debe de tener en cuenta un serie de consejos para evitar problemas mayores", explica la oftalmóloga de Central Ocular.

Desde Central Ocular explican que tratadas a tiempo todo este tipo de lesiones tienen un tratamiento que supone, en la mayoría de los casos, la curación sin ningún tipo de secuelas. Sin embargo, sin un diagnóstico adecuado y un tratamiento específico se pueden producir lesiones y cicatrices corneales que pueden dan lugar a una disminución de la vista importante.

Medidas para minimizar los efectos de los incendios forestales en la salud ocular

  • Si se está directamente implicado en la extinción del incendio o bien se está colaborando para evitar que se reavive, es aconsejable el uso de gafas protectoras. Estas tendrán que cubrir no sólo la parte delantera de los ojos, sino también los laterales, para evitar que humo o cualquier partícula entre en contacto con los ojos.
  • Utilización de lágrimas artificiales que ayuden a mantener los ojos bien lubricados y a expulsar solo con el parpadeo cualquier cuerpo extraño que pueda penetrar en el ojo (ceniza, arenilla, pavesas, etc.).
  • Si no se dispone de lágrimas artificiales, utilizar suero fisiológico o bien parpadear de forma reiterada. "Nuestras lágrimas se podría decir que están formadas por tres capas. Una formada por agua que humedece el ojo; una segunda que actúa de barrera protectora y que gracias a sus lípidos evitan que el agua se evapore; y una tercera que contiene lubricante (concretamente mucina) que garantiza que el resto de los elementos se extienda de manera uniforme cuando parpadeamos. Al parpadear de forma reiterada las lágrimas hacen un "efecto lavado" que puede ayudar a expulsar sin tocar el ojo un cuerpo extraño", explica la Dra. Capote.
  • Evitar el uso de lentes de contacto durante la exposición, ya que cualquier cuerpo extraño puede quedarse adherido a ellas y se produzcan lesiones oculares durante su extracción.
  • Permanecer dentro de la casa (si está fuera del perímetro de seguridad del incendio). En especial si ya se tiene una patología ocular subyacente. Para ello se pueden poner telas húmedas en ventanas y puertas que serán una ayuda extra para que le humo no penetre en el interior.
  • Colocarse compresas frías sobre los ojos ayudará a mantenerlos más hidratados aliviando el ojo rojo, el picor y una posible quemazón.
  • Acudir a un oftalmólogo siempre que se ha estado expuesto a este tipo de situaciones, ya que algunas lesiones no dan la cara en el momento agudo. "Y por supuesto, acudir lo más pronto posible, si nota que el ojo le arde, le duele, le pica de manera persistente o hay algún tipo de secreción para la realización de un diagnóstico y la prescripción del tratamiento más adecuado o bien practicar una intervención de forma urgente" añade la oftalmóloga.

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