El plasma rico en factores de crecimiento podría proteger a la retina contra enfermedades neurodegenerativas como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE). El hallazgo ha sido publicado en la prestigiosa revista International Journal of Molecular Sciences por el grupo de Neurobiología de la Retina de la Fundación de Investigación Oftalmológica (FIO) del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega (IOFV) de Oviedo.
"Aunque se trata de un estudio en fase experimental, esta investigación abre una nueva forma de tratamiento para algunas enfermedades de la retina", comenta la Dra. Susana del Olmo, investigadora principal en el grupo. "En la investigación realizada se han desarrollado varios modelos biológicos que demuestran que el plasma rico en factores de crecimiento estimula los sistemas antioxidantes más importantes que se encuentran en nuestras células", señala la investigadora.
El estrés oxidativo producido tanto por los factores endógenos como la edad o la predisposición genética, sumado a los factores exógenos como el estilo de vida, el tabaquismo o la obesidad están implicados en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. Además, otros elementos como la luz visible de longitud de onda corta, muy presente en la sociedad actual, podrían suponer un riesgo añadido. Estos factores, junto con la ausencia de tratamientos efectivos para algunas de las formas de estas degeneraciones, hacen que sea de máxima prioridad encontrar un tratamiento que ayude a mejorar el pronóstico de los pacientes.
La investigación desarrollada ha sometido a los tejidos a una exposición de luz azul, tras la que han tratado a las células con plasma rico en factores de crecimiento. Mediante el análisis de diversas técnicas, y apoyado por los resultados, se ha llegado a la conclusión de que este plasma podría ser utilizado como tratamiento para reducir el efecto nocivo producido por agentes oxidantes, estimulando el propio sistema de defensa del cuerpo.
El plasma o suero rico en factores de crecimiento se obtiene a partir de la sangre del propio paciente, evitando posibles rechazos del sistema inmune. La técnica consiste en una sencilla extracción de sangre para su posterior procesado y obtención de los llamados factores de crecimiento, que será el producto infiltrado para la regeneración de los tejidos oxidados.