Solo 3 de cada 10 españoles sabría realizar una reanimación cardio-pulmonar (RCP) en caso de accidente cardiaco, según el Estudio Cardioprotección en España 2016, realizado por B+Safe con la colaboración de la Fundación Española del Corazón. Este dato refuerza el papel clave de los desfibriladores inteligentes que pueden ser manejados con éxito por personas sin conocimiento sanitario previo y salvar vidas.
El estudio es el resultado de 5.000 encuestas a personas de diferentes sectores en las 17 Comunidades Autónomas españolas, Ceuta y Melilla. El objetivo era conocer es "estado de la cardioprotección en España" y, en su caso, impulsar diferentes medidas, desde la formación y la sensibilización social a las legislativas, para reducir los elevadas tasas de mortalidad que se registran en España en caso de accidentes cardiacos.
El trabajo ha puesto foco en instituciones y empresas donde se recomienda o es obligatoria, según la Comunidad Autónoma, la disponibilidad de desfibriladores como son Ayuntamientos, Clínicas, Colegios, Clubes deportivos, Residencias, Hoteles, Empresas de menos y de más de 150 empleados, Centros Comerciales, etc.
El estudio
Sólo el 44% de los encuestados asocia la cardioprotección a la disponibilidad de un desfibrilador, el 23% a un entorno y alimentación saludables, el 11% a que hay personas que saben realizar la RCP o manejar un desfibrilador y en 6% a que se cuenta con un servicio médico. Sin embargo, el 84% de los encuestados afirma saber qué es un desfibrilador y para qué sirve.
El 62% de los establecimientos comerciales encuestadas respondió que no disponía de desfibrilador instalado y apenas el 10% de ellas dijo que tiene previsto instalarlo a corto plazo. Este dato refleja que la cardioprotección no es una prioridad a pasar de tratarse de espacios con un alto nivel de concurrencia de público. Además, dos de cada tres establecimientos dijo que su personal no ha recibido formación en RCP, a pesar de que cada año se producen más de 30.000 paradas cardíacas en nuestro país, fuera del ámbito hospitalario.
Sólo el 30% de los encuestados dijo que se vería capaz de realizar esta técnica de resucitación cardiovascular. En cuanto al tiempo de respuesta, el 61% de los encuestados dijo que menos de 5 minutos – si se supera este plazo el accidentado puede morir y tener secuelas-, el 10% 30 minutos, el 1% 60 minutos y el resto, el 28%, dijo que no sabía.
Para la gran mayoría de los encuestados, el 85%, es importante o imprescindible que haya cardioprotección en espacios de altas afluencias de público, aunque solo se han producido accidentes cardiovasculares en un 8% de los establecimientos. Esta aparente preocupación choca con el escaso número de establecimientos, menos del 20%, con desfibrilador o con voluntad de instalarlo.
Para el Dr. José Luis Palma, vicepresidente de la Fundación Española del Corazón, "Los resultados del estudio indican que la cardioprotección sigue sin ser una prioridad en España, ni para las instituciones ni para las empresas, a pesar de que cada año se producen más de 30.000 muertes súbitas, la mayoría de las cuales son debidas a una parada cardiorrespiratoria".
"La disponibilidad de un desfibrilador puede salvar miles de vidas al año. En el caso de una parada cardíaca, la capacidad de reacción en los primeros cinco minutos marca la frontera entre la vida y la muerte", asegura Nuño Azcona, Director General de B+Safe Almas Industries.
Según Azcona, la normativa en España es muy diversa, "hay comunidades como Cataluña, Andalucía, País Vasco, Canarias y Asturias donde se ha regulado qué espacios deben disponer de desfibrilador y otras, como Madrid, donde simplemente no hay regulación".
100 muertos al día
Según las estadísticas, en España fallecen en torno a 100 personas al día por parada cardiaca. La realización de un masaje cardiaco y el uso del desfibrilador en los cinco minutos posteriores a la parada cardíaca aumenta hasta el 90 por 100 las posibilidades de supervivencia.
En Europa, el paro cardíaco es una de las primeras causas de mortalidad y en España se dan más 30.000 por año. En nuestro país, tras una enfermedad cardiaca, el índice de salvación se sitúa en un 4% mientras en EEUU se sitúa ya en un 50% gracias a la implantación masiva de desfibriladores. El plazo de intervención para salvar a una víctima es de no más de 4-5 minutos. Además, por cada minuto que se pierde, hay un 10% menos de probabilidad de supervivencia.
La cardioprotección es una tendencia emergente orientada a la protección del corazón en caso de episodios cardíacos. El gran número de muertes por paro cardíaco en la población, ha animado a gobiernos, empresas, entidades y asociaciones a concienciar a la población y tomar medidas que permitan revertir la situación gracias a la creación de zonas o espacios cardioprotegidos. Estas zonas cuentan con, al menos, un desfibrilador, con mantenimiento garantizado y con personas
adecuadamente formadas para poder garantizar una rápida actuación en caso de paro cardíaco repentino (para conseguir que vuelva a latir el corazón de la persona afectada), hasta la llegada de los servicios médicos de emergencia.
Para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador. El tiempo máximo para aplicar la desfibrilación a una persona que ha sufrido un paro cardiaco repentino es de un máximo de 5 minutos.
Hay identificados cuatro pasos críticos para tratar el paro cardíaco repentino, denominados Cadena de Supervivencia:
- Reconocimiento y llamada al servicio de emergencia.
- Una rápida resucitación cardiopulmonar (RCP).
- Desfibrilación temprana.
- SVA y cuidados post-resucitación