Según se ha publicado en el New York Times, un reciente estudio sobre la mortalidad de los inmigrantes ha puesto de manifiesto que cuanto más tiempo viven en Estados Unidos, peor son sus niveles de presión arterial y sus tasas de riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular o diabetes. Además, los hijos de estos inmigrantes que han nacido en EE.UU. tienen una menor esperanza de vida que sus padres, nacidos en otros países.
Por ello, sería necesario que, tanto la Food and Drug Administration (FDA) como las autoridades del país, tomen medidas para luchar contra la epidemia de la obesidad que afecta a la sociedad americana y disminuye su calidad de vida. Esta epidemia está provocada por los hábitos alimenticios y el sedentarismo.
Según los expertos, las medidas necesarias para luchar contra este problema deberían basarse en poner en marcha programas de educación para transmitir a la población la necesidad de controlar el consumo de azúcar y sal y ajustar la dieta a las necesidades individuales de la persona, teniendo en cuenta su edad y sus hábitos de vida.