El consumo elevado de suplementos de colina y L-carnitina, muy frecuente en el ámbito del culturismo para favorecer la pérdida de grasa, puede jugar un papel a la hora de acelerar la progresión de la enfermedad renal y, en el caso de personas que han sido trasplantadas de riñón, en el retorno temprano a la hemodiálisis. Esta es la principal conclusión de un estudio desarrollado por un equipo de investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD) y la Universidad Autónoma de Madrid realizado a partir del caso de Jonah Lomu, estrella de la Selección neozelandesa de Rugby (All Blacks) que falleció prematuramente en el pasado mes de noviembre a los 40 años de edad.
"Lomu estuvo trasplantado un total de siete años, un periodo relativamente corto, y en 2011 tuvo que entrar en hemodiálisis debido a una afección renal. Su fallecimiento temprano, con sólo 40 años, nos hizo plantearnos qué factor pudo acelerar tanto el retorno a diálisis y de la enfermedad cardiovascular que finalmente acabó con su vida", explica el doctor Alberto Ortiz Arduan, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y autor del estudio junto con las doctoras Vanessa Pérez y Dolores Sánchez Niño, del mismo centro.
Estudiando el caso los investigadores descubrieron que en 2009 los medios se habían hecho eco de la participación del deportista en distintos campeonatos de culturismo. "En aquel momento se trató de una curiosidad sin mayor trascendencia, pero entre 2011 y 2015 se han producido avances científicos que nos han permitido elaborar una hipótesis sobre el desenlace fatal de la enfermedad en Lomu", añade el doctor Ortiz.
En efecto, el estudio, que será presentado mañana, 1 de marzo, en el curso Curso Online Masivo (MOOC en sus siglas en inglés) Fisiopatología renal y enigmas de la vida cotidiana, describe cómo la colina o L-carnitina, que son componentes habituales de la dieta si se ingieren a través de los alimentos, pueden ser metabolizados por la flora intestinal, originando TMA (trimetilamina), que se convierte en TMAO (Trimetilamina N-óxido) por el hígado y es rápidamente eliminada por los riñones. "Pero cuando los riñones están dañados, lo que ocurre en el 12% de los españoles y en el 30% de los mayores de 65 años, TMAO se acumula y se convierte en una toxina urémica, que acelera la enfermedad cardiovascular y la progresión de la enfermedad renal; es más, la ingesta de colina y L-carnitina favorece el crecimiento de la flora que metaboliza ambas moléculas", prosigue el especialista.
En consecuencia, cuanta más L-carnitina se ingiera, más bacterias que metabolizan L-carnitina habrá en el intestino, y una mayor proporción de L-carnitina no llegará jamás a la circulación sanguínea, sino que dará origen a toxinas. Esto podría ocurrir de forma acelerada con la ingesta de estos suplementos, ya que mientras 100 gramos de carne de vaca, la más rica en L-carnitina, contiene 95 mg de esta vitamina; una sola dosis de suplemento de L-carnitina puede contener 1.500 miligramos, el equivalente a más de 1,5 kilos de carne de vaca.
"Teniendo en cuenta que los culturistas con frecuencia ingieren suplementos de estas moléculas, a fin de favorecer que se quemen grasas en las mitocondrias, nuestra hipótesis es que la ingesta de estos productos durante su etapa de culturista pudo haber acelerado el retorno a diálisis de Lomu y su fallecimiento", concluye el doctor Ortiz, que considera que serán necesarios más estudios para profundizar en estas conclusiones.