La rosácea es una patología inflamatoria crónica que afecta a pieles extremadamente sensibles y se produce por la suma de distintos factores: por una parte, la existencia de una predisposición genética y, por otra, la aparición de determinados desencadenantes como pueden ser el estrés, los cambios de temperatura, ciertas comidas picantes. Afecta en mayor medida a personas con fototipos claros y es más frecuente en mujeres. En España se calcula una cifra de afectados superior a los 4 millones.
Como explica la Dra. Mayte Truchuelo, dermatóloga del Instituto Dermatológico de Vithas Internacional y del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, existen tres tipos de rosácea según el grado de afectación del paciente. "En una primera fase se produce un enrojecimiento transitorio, especialmente notable en mejillas, cuello y escote. La segunda fase sería la rosácea papular, en la que ya observamos granitos, incluso alguna pústula, como lesiones con pus. Por último, los pacientes con mayor afectación presentan rinofima, que es un endurecimiento de la piel".
Aunque el diagnóstico es clínico, se puede precisar en mayor medida el grado de afectación mediante la dermatoscopia. Como señala la especialista, "nos puede ayudar a identificar la telangiectasia, un engrosamiento de las venas típico de la rosácea producido por el aumento de la vascularización".
Las opciones de tratamiento varían en función de la fase en la que se encuentre el paciente. "Para los casos más superficiales empleamos láseres vasculares, como la luz pulsada, que tiene efecto antiinflamatorio y, además, produce un rejuvenecimiento. En el caso de las formas pápulo-postulares utilizaremos tratamientos tópicos antiinflamatorios en combinación con la luz pulsada. Para casos más avanzados emplearemos el láser CO2, con el que conseguiremos un afinamiento de la piel engrosada", apunta la doctora.
Sin embargo, en aquellos casos más rebeldes en los que las opciones anteriores no ofrecen resultados totalmente satisfactorios, una nueva opción de tratamiento es la toxina botulínica. "Debido al efecto que presenta la toxina botulínica a nivel de la acetilcolina, se produce un control de la reactividad vascular. En estos casos lo recomendable es poner pocas unidades y con varias infiltraciones", afirma la especialista.
Recomendaciones para los pacientes que padecen rosácea
La rosácea es una enfermedad crónica, que cursa en brotes, por lo que es importante intentar controlarlos. Para ello, la especialista recomienda:
- Evitar todos los productos químicos que puedan ser irritativos o agresivos.
- Prestar especial atención a la hidratación, ya que se trata de pieles que se deshidratan con mayor facilidad. Es especialmente importante durante el invierno, ya que con la bajada de temperaturas suele producirse un aumento de los brotes de rosácea.
- Utilizar protección solar, ya que el sol también puede ser un desencadenante. En este sentido pueden resultar útiles las BB-creams, ya que aportan un toque de color que puede contribuir a camuflar la coloración rosada y, a la vez, ofrecen fotoprotección e hidratación.