Cuando hablamos de varices solemos referirnos a las que aparecen en las piernas, sin embargo, existen otro tipo de varices que afectan a un número importante de mujeres y que son menos conocidas: las varices pélvicas o, lo que es lo mismo, el síndrome de congestión pélvica.
"Los síntomas más frecuentes son el dolor y pesadez en la zona baja del abdomen, generalmente de características posturales, ya que suele aumentar en la bipedestación", señala el doctor Agustín Arroyo Bielsa, jefe de servicio de la Unidad de Angiología, Cirugía vascular y Endovascular en el Hospital Vithas Nuestra Señora de América. Añade, además, que es un dolor bastante inespecífico y crónico, que habitualmente obliga a las pacientes a consultar a otros especialistas para ir descartando enfermedades.
Los síntomas de las varices pélvicas suelen aumentar con la menstruación y pueden asociarse con dolor en las relaciones sexuales. El origen de los mismos se encuentra en la presencia de varices periuterinas, es decir, "en la dilatación de los plexos venosos pélvicos", apunta el doctor Arroyo. "En muchas ocasiones estas varices se hacen visibles a través de ramificaciones hacia la vulva, las nalgas o la parte alta de la cara posterior del muslo". Es frecuente que esta patología aparezca asociada a la insuficiencia venosa crónica de miembros inferiores, lo que supone que las pacientes presenten también varices en las piernas. Con frecuencia afectan a mujeres que han pasado uno o varios embarazos.
Es habitual que un especialista en Ginecología sea el primer facultativo en detectarlas ya que, a través de la ecografía transvaginal, se visualizan de forma clara. El Hospital Vithas Nuestra Señora de América pertenece al grupo sanitario Vithas que cuenta en España con 12 hospitales y 13 centros especializados denominados Vithas Salud.
Tratamiento mediante embolización
Como explica el doctor Arroyo, "las varices pélvicas son la consecuencia de la dilatación de las venas gonadales u ováricas, o bien ramas de la vena hipogástrica". Actualmente el tratamiento más extendido es la embolización, que consiste en "el cierre de estas venas mediante colis o alambres, tapones y/o microespuma esclerosante. Se realiza mediante punción de una vena de la ingle, del brazo o del cuello y, con un catéter, se llega a las venas que salen de los ovarios y de los órganos de la pelvis".
Es un procedimiento mínimamente invasivo, ambulatorio, que no requiere cirugía y que permite una incorporación inmediata de la paciente a su vida socio-laboral.
Existen determinados casos especiales de síndrome de congestión pélvica, más raros y menos sintomáticos. Se trata de los síndromes compresivos, que pueden afectar a la vena ilíaca izquierda, en cuyo caso se produciría Síndrome de May-Thurner, o a la vena renal izquierda, que provocaría Síndrome de Nuttcracker. "En estos casos, menos frecuentes, puede ser necesaria la colocación de muelles o stents", señala el doctor Arroyo.
Un dato curioso es que, en el caso de los varones, también se puede presentar una versión de esta patología, el varicocele, que se produce por la dilatación de la vena gonadal.