La Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIFiCC), forma a enfermeras sobre incontinencia anal, con el apoyo de la Asociación para la Incontinencia Anal (ASIA)

Un 8% de la población general y un 15% de los mayores de 70 años sufren incontinencia anal

Las enfermeras de Atención Primaria son básicas para la detección y primera intervención.
Se trata de una patología escondida, que afecta altamente la calidad de vida de las personas que la padecen.
Diferentes enfermedades generales como la diabetes, problemas neurológicos o la inflamación intestinal pueden ser causa de incontinencia.

La incontinencia anal es la imposibilidad para controlar las heces. Afecta un 8% de la población general y un 15% de las personas mayores de 70 años. Se estima que también lo padecen entre un 4 y un 6% de las mujeres que han tenido un parto vaginal.

Se trata sin embargo de una enfermedad escondida, y a menudo difícil de detectar porque no se habla. En este punto, es donde enfermería de primaria tiene un papel importante. Para Ester Giménez enfermera y socia de AIFiCC "debemos protocolar preguntar por la incontinencia anal. Al igual que preguntamos por la incontinencia urinaria o por si se fuma, deberíamos preguntar a nuestros pacientes, porque a veces te llevas sorpresas".

De hecho, hay diferentes patologías que pueden acabar con problemas de incontinencia, a parte de la provocada en algunos casos por el parto vaginal. Así, la diabetes, problemas neurológicos o la enfermedad inflamatoria intestinal pueden desarrollar una incontinencia anal. Y a menudo ésta aparece después de toda una evolución, por eso su rápida detección puede ser una buena solución.

Según la enfermera Ester Giménez de AIFiCC "la relación que establecemos con nuestros pacientes, a los que vemos a menudo y a lo largo de su vida, hace más fácil por una parte conseguir la confianza y empatía necesaria para que lo expliquen, y de otra la capacidad de detección rápida, en cuando hay los primeros síntomas".

Y es que, en algunos casos, la solución pasa sencillamente para cambiar la dieta alimentaria restringiendo cierto alimentos como el café, leche, bebidas carbonatadas y el alcohol (que favorecen la diarrea) o con tratamiento para crear tapones fecales (basados ​​en ingerir mucha fibra pero sin ingesta de agua), ambos tratamientos los pueden indicar las enfermeras. En otros casos, se necesitan fármacos antidiarreicos o de otros más específicos. Sólo se aconseja la intervención quirúrgica cuando hay lesiones musculares que afectan al esfínter anal.

La necesidad de disponer de herramientas para hacer una buena detección y primera intervención (ya sea con tratamiento, o bien con derivación al médico de familia o al especialista) ha llevado a que AIFiCC, con el asesoramiento de ASIA, haya inicio una formación de formadores específica sobre estos tema. El objetivo es, como destaca Ester Gimenez de AIFiCC "conocer mejor los síntomas y las causas, al tiempo saber tranquilar al paciente y animarle".

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