Un posible tratamiento que prevenga los ataques agudos de porfiria. Esto es lo que busca demostrar un ensayo clínico a nivel mundial, impulsado por la compañía americana Alnylam, en el que participa la Clínica Universidad de Navarra junto a otros dos centros nacionales, el Hospital Clinic de Barcelona y el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, de Murcia. Se abre así en España la tercera fase del ensayo Envision a 75 pacientes de todo el mundo con ataques agudos frecuentes y sintomatología de difícil control.
Las porfirias agudas son un grupo de enfermedades raras de transmisión hereditaria que afectan a la producción del hemo en el hígado. Esta sustancia es un componente importante a la hora de producir proteínas esenciales. La incapacidad de producir cantidades adecuadas de hemo conlleva la acumulación de precursores y porfirinas, que producen crisis de dolor en el paciente.
"Los pacientes con porfiria aguda intermitente, la forma más común de porfiria aguda, sufren ataques caracterizados por un dolor muy intenso, más comúnmente dolor abdominal, que se acompaña de otros síntomas como agitación, confusión mental, convulsiones, agotamiento, debilidad muscular, nausea, vómito, estreñimiento, crisis hipertensivas y aumento de la frecuencia cardiaca", explica la Dra. Delia D´Avola, especialista del Departamento de Medicina Interna de la Clínica Universidad de Navarra. Una enfermedad que, en Europa, afecta a 1 persona de cada 15.000, aunque sólo entre un 10 y un 20% padecen síntomas.
Estos datos la convierten en una enfermedad rara. Además, al tratarse de una dolencia con probabilidad incompleta de expresar síntomas en todos los individuos, por lo que se puede ser portador sin ser consciente de ello (penetrancia incompleta). "El único procedimiento terapéutico o fármaco que está hoy en día disponible es la hematina, un tratamiento sintomático que se puede administrar durante el ataque agudo para aliviar los síntomas y prevenir complicaciones agudas graves. Pero no hay una curación de la enfermedad", reconoce y añade que "lo único que curaría realmente la porfiria aguda sería el trasplante de hígado".
Ahí reside la importancia de este nuevo ensayo, que abre las puertas a un posible fármaco que busca prevenir los ataques de dolor en las porfirias agudas. Tras los buenos resultados obtenidos en los pacientes tratados en las primeras fases del estudio, se amplía el número de pacientes que serán tratados con Givosiran, un medicamento administrado por vía subcutánea y que inhibe la acumulación de los precursores responsables de los síntomas de la porfiria aguda. "Los pacientes que han recibido el tratamiento han presentado una notable reducción de los ataques agudos y, por tanto, una reducción de los medicamentos que se usan para tratar los síntomas de esta enfermedad".
Una mejora en la calidad de vida
Los ataques frecuentes de porfiria terminan por afectar a la vida diaria del paciente, ya que puede necesitar su ingreso hospitalario, en muchos casos, de forma repetida e, incluso, más de una vez al mes. Unos dolores que requieren de medicamentos intravenosos y permanencia en el hospital, y que se ven empeorados ante la dificultad de ser diagnosticados. La ausencia de síntomas específicos dificulta esta tarea, que puede tardar años.
Frente a ello, este ensayo consiste en una inyección subcutánea que se administra mensualmente. Una vez finalizado el estudio, que dura dos años, si los resultados fueran positivos y el fármaco estuviera en el mercado, este podría administrarse una vez al mes de forma ininterrumpida. "Los procedimientos actuales y sus consecuencias asociadas no son comparables a una inyección subcutánea mensual".
La Clínica Universidad de Navarra prevé realizar el estudio con un pequeño número de pacientes, debido a que no solo es una enfermedad rara sino que se acota a pacientes graves. "A quienes tienen un ataque al año no vamos a suministrarles este tratamiento, pero sí a los que padecen ataques frecuentes y acuden asiduamente al hospital".