Los problemas de digestibilidad de la lactosa afectan a una proporción creciente de la población. Tanto es así que entre el 20 y el 40% de los españoles afirma padecer molestias al consumir productos ricos en lactosa. Una de las consecuencias de esta situación es el consumo deficiente de lácteos, algo que preocupa a expertos como la Dra. Rosa Ortega, del Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid ya que "rechazar el consumo de este alimento y sus derivados condiciona un riesgo nutricional y sanitario". Y es que la presencia de este grupo de alimentos en la dieta ayuda a cubrir la ingesta recomendada de diversos nutrientes, especialmente en relación con el calcio, vitamina B2, niacina, yodo, zinc, potasio y magnesio.
El yogur: aporte de calcio y nutrientes
A pesar de los múltiples beneficios que aportan los productos lácteos a la dieta, son muchas las personas que deciden dejar de consumirlos porque sienten algunas molestias cuando los toman, algo que, según la Dra. Ortega, no es lo más recomendable. La experta ha recordado que "el consumo de lácteos ha sido relacionado con una protección frente a diversas enfermedades como hipertensión, cálculos renales, resistencia a la insulina u osteoporosis entre otras". En esta línea, uno de los principales problemas al eliminar los lácteos de la dieta es que la ingesta de calcio se ve radicalmente reducida. Así lo demuestra el estudio Problemas nutricionales relacionados con la ingesta de calcio en población infantil con intolerancia a la lactosa, publicado el año 2013, en el que se analizó la problemática nutricional de 505 niños de entre 8 y 13 años.
Según este estudio, un 74,1% de niños tuvo ingestas de calcio menores a las recomendadas, cifra que aumenta hasta el 100% en niños con intolerancia a la lactosa. Éstos últimos consumían menos lácteos (1,42 respecto a 2,59 raciones/día en niños sin intolerancia). El menor consumo de leche en el grupo de niños con intolerancia supuso una ingesta de calcio (635,1 mg/día) inferior respecto a los niños sin intolerancia analizados. "Los niños con intolerancia a la lactosa necesitan pautas específicas respecto a los lácteos que deben consumir y pueden tolerar para facilitar que cubran las ingestas recomendadas de calcio", ha señalado la Dra. Ortega. "Cuando una persona es intolerante a la lactosa, el consumo de yogur es de gran utilidad ya que este alimento se digiere con más facilidad porque tiene menos lactosa en su composición".
Menos lactosa y mayor digestibilidad
Para cubrir correctamente las necesidades de calcio en cada etapa de la vida, los expertos aconsejan consumir 2-3 raciones de lácteos por día en la población adulta general y 3-4 raciones en situaciones de embarazo y/o lactancia. Asimismo, durante la adolescencia y la tercera edad también se recomienda la ingesta diaria de entre 3 y 4 raciones. "Es importante seguir estas recomendaciones para mantener una buena salud ósea y prevenir afecciones como la osteoporosis en la edad avanzada", indica Marta Olmos, experta del Programa NUSA. En caso de sufrir maldigestión o intolerancia a la lactosa, los expertos recomiendan el consumo de yogur ya que cada ración aporta únicamente 4 g de lactosa frente a los 10 g de un vaso de leche. Además, diversos estudios señalan que la mayoría de personas con problemas de intolerancia puede tomar hasta 12 g de lactosa diarios sin tener molestias, siempre y cuando se consuman en varias tomas.