Un paso más hacia el desarrollo de un páncreas artificial

Sobre la Diabetes tipo 1

Diagnosticada generalmente durante la infancia, el páncreas de las personas con diabetes tipo 1 es incapaz de producir insulina, la hormona encargada de regular la glucosa.

La ingestión de alimentos, el estrés o el ejercicio físico son sólo algunos de los factores que modifican los niveles de glucosa en sangre y la cantidad de insulina requerida. Controlar que los niveles de glucosa no sean demasiado bajos (hipoglucemia) o demasiado altos (hiperglucemia) es, por tanto, un auténtico problema para los diabéticos.

Una persona con diabetes tipo 1 sufre una media de dos episodios de hipoglucemia por semana. Estos episodios pueden producir temblores, alteración nerviosa, hambre, náuseas, fatiga, problemas visuales, convulsiones y, en los casos más severos, la muerte. Por otro lado, la hiperglucemia puede desencadenar complicaciones a largo plazo tales como ceguera, fallo renal, enfermedades cardiovasculares o la amputación de miembros.

Desafortunadamente no existe cura para la diabetes tipo 1. El tratamiento consiste en mantener los niveles de glucosa en sangre en niveles lo más normales posibles con el objetivo de minimizar el riesgo de que se produzcan estas complicaciones. Las personas con diabetes deben recibir aportes externos de insulina para controlar su nivel de glucosa en sangre, ya sea a través de inyecciones múltiples cada día o utilizando una bomba de insulina.

Sobre la terapia con bomba de insulina y la monitorización continua de glucosa

Una bomba de insulina es un dispositivo pequeño (de un tamaño similar al de un teléfono móvil), externo, destinado al suministro de insulina a través de un pequeño tubo insertado bajo la piel. La bomba de insulina aporta un flujo constante de insulina –también denominado "basal"- para mantener la glucosa en los niveles deseados sin la necesidad de recurrir a múltiples inyecciones.

Con apenas presionar un par de botones, los pacientes tienen la opción también de suministrarse un aporte extra de insulina –llamado "bolus"- para cubrir comidas con carbohidratos o tratar niveles altos de glucosa en sangre.

Un Monitor Continuo de Glucosa consiste en un pequeño sensor insertado bajo la piel del paciente que mide de forma continua los niveles de glucosa del paciente; y en un transmisor conectado a éste que envía esas mediciones de glucosa a un receptor o a una bomba de insulina. El Monitor Continuo de Glucosa permite a los pacientes obtener información en tiempo real sobre su diabetes y fijar alertas que le permitan detectar un posible riesgo de padecer hipoglucemia o hiperglucemia.

Además de ofrecer mayor flexibilidad y un suministro más preciso de insulina a las personas con diabetes, está demostrado clínicamente que las bombas de insulina con monitor continuo de glucosa integrado facilitan un mejor control de la glucosa1, lo que a su vez reduce el riesgo de padecer complicaciones derivadas de esta enfermedad.

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Concentración de glucosa en la sangre anormalmente baja, inferior a 50-60 mg por 100 mL.

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