11 de abril Día Mundial del Parkinson: "El Día Mundial de muchas personas"

Una de cada 100 personas mayores sufren Parkinson

El Parkinson es el segundo trastorno neurodegenerativo que a más gente afecta después de la enfermedad de Alzheimer.
La ‘mutación vasca' de un gen que tiene una especial prevalencia entre la población de algunos municipios guipuzcoanos eleva hasta el 83% la probabilidad de padecer Parkinson en mayores de 80 años.
Los fármacos dopaminérgicos han conseguido aumentar el tiempo de supervivencia de 10 a 20 años y aproximar la tasa de mortalidad a la de la población general.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió la celebración junto a la European Parkinson´s Disease Association del Día Mundial de lucha contra el Parkinson el 11 de abril de 1997 en conmemoración del nacimiento del doctor Jones Parkinson quién describió por primera vez la enfermedad del Parkinson.

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo crónico producido como consecuencia de la destrucción de las neuronas pigmentadas de la sustancia negra. El lema de este año es "El Día Mundial de muchas personas" y es que esta enfermedad es actualmente el segundo trastorno neurodegenerativo que a más gente afecta después de la enfermedad de Alzheimer.

Esta enfermedad afecta a ambos géneros, con ligero predominio masculino. Tal y como indica la neuróloga de IMQ Amaia González, "el pico de mayor incidencia se da a partir de los 60 años y se incrementa a medida que la edad aumenta. De hecho, este es el factor de riesgo más importante para su desarrollo". Por concretar cifras, se puede decir que afecta a prácticamente una de cada cien personas mayores de 60 años. Es excepcional por debajo de los 20 años y poco frecuente entre los 20 y 40 años. "Se cree que la enfermedad de Parkinson es probablemente el resultado de una combinación de susceptibilidad genética y exposición a uno o más factores ambientales desconocidos que desencadenan la enfermedad" añade la Dra. González.

En la actualidad, no existe un tratamiento que ayude a prevenir esta enfermedad.

Origen y síntomas

El Parkinson tiene su origen en la pérdida de las neuronas productoras de dopamina, fundamental en el control de los movimientos del cuerpo. Desde su descripción se la consideró como una enfermedad puramente motora caracterizada por temblores, bradicinesia (lentitud), rigidez y alteración de la marcha. Sin embargo, se ha demostrado que presenta otros síntomas que repercuten en la calidad de vida del paciente de manera más importante. Ejemplo de ello son la depresión, apatía, alteración del sueño, estreñimiento, disfunciones en la tensión arterial, deterioro cognitivo, trastornos sensitivos, dolor...

En la última década se han descrito 18 ‘locis' o lugares genéticos relacionados. Así, una investigación ha revelado que la ‘mutación vasca' de un gen que tiene una especial prevalencia entre la población de algunos municipios guipuzcoanos eleva hasta el 83% la probabilidad de padecer Parkinson en mayores de 80 años.

Los primeros síntomas de esta enfermedad, tal y como indica la neuróloga de IMQ Amaia Gonzalez, "pueden ser sutiles y se presentan gradualmente. Los primeros síntomas pueden englobar, dificultad para realizar movimientos, agarrotamiento, falta de olfato, estreñimiento, el carácter también puede variar en los primeros estadios apareciendo la apatía y el ánimo bajo. Las personas afectadas pueden sentir temblores leves o tener dificultad para levantarse de una silla. Pueden notar que hablan en voz muy baja y que su caligrafía empieza a cambiar y se vuelve pequeña e irregular". "Este período temprano puede durar mucho tiempo antes de que aparezcan los síntomas clásicos de la enfermedad como temblor (generalmente comienza en una mano aunque en ocasiones afecta primero a un pie o a la mandíbula, predominantemente se presenta en reposo y tiende a desaparecer durante el sueño), rigidez, lentitud, perdida de expresividad, inestabilidad y trastornos del sueño. En el 80% de los pacientes los síntomas comienzan en un solo lado del cuerpo y luego se generalizan" matiza la Dra. González.

Aunque el diagnóstico se basa en la presencia de los signos motores de la enfermedad, se están desarrollando multitud de métodos que pretenden aportar una mayor fiabilidad. La mayoría de las pruebas sirven para descartar parkinsonismos secundarios inducidos por fármacos, hidrocefalia, alteraciones vasculares o tumores, entre otras patologías.

Tratamientos

Ante la sospecha de que pueda padecerse Parkinson, la persona debe ser remitida lo antes posible a un especialista para recibir el mejor tratamiento. Los fármacos dopaminérgicos han conseguido aumentar el tiempo de supervivencia de 10 a 20 años y aproximar la tasa de mortalidad a la de la población general. Además, tal y como indica Amaia Gonzalez, neuróloga del Igualatorio, "El tratamiento puede ser también quirúrgico. La cirugía está indicada en estadios moderados-avanzados o cuando el tratamiento farmacológico no logra controlar los síntomas del paciente durante todo el día". Además del tratamiento farmacológico o quirúrgico "debe asociarse un tratamiento complementario que consiste en fisioterapia, terapias ocupacionales y del lenguaje, que pueden ayudar con problemas tales como los trastornos de la marcha y de la voz, temblores y rigidez, y deterioro cognitivo. El ejercicio también puede ayudar a las personas con Parkinson a mejorar su movilidad y flexibilidad".

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