Los buenos hábitos dentales pueden ayudar a prevenir problemas y enfermedades dentales como la caríes, la gingivitis, la periodontitis o la halitosis. Las enfermedades bucales no solo afectan a la boca, sino que a menudo impactan (o pueden hacerlo), en distintas partes del organismo. Por ello, pautas tan sencillas como una correcta higiene bucal para garantizar la eliminación de bacterias, y las revisiones periódicas al dentista, pueden ayudar a que estas enfermedades no aparezcan o a tratarlas en un estadio previo que minimice sus síntomas. Una boca no cuidada adecuadamente puede acarrear infecciones de menor o mayor gravedad.
En opinión del Dr. Manuel Gómez, médico estomatólogo, doctor en Medicina, Cirugía Estética Dental e Implantes, "tener la boca sana contribuye a tener sano el organismo". Esta máxima es una de las verdades más repetidas por muchos profesionales médicos para alertar de la importancia de mantener una buena salud bucodental para proteger la salud general de las personas. Como señala a este respecto el Dr. Manuel Gómez, profesor de Odontología de la Universidad del País Vasco, "no hay que olvidar que la boca es el órgano por el que se ingieren los alimentos y por ello es una fuente de patologías, que puede provocar problemas serios e importantes".
Las medidas preventivas son el mejor aliado para tener una buena salud bucodental y evitar males mayores. En opinión del estomatólogo y odontólogo Manuel Gómez "en odontología se debe ser muy constante. Lo más importante es prevenir eficazmente. Si ponemos en marcha medidas preventivas, evitamos las medidas paliativas, más agresivas. Detectar rápido el problema significa tratarlo en su fase inicial y por tanto con más posibilidades de éxito en el tratamiento".
Estas son algunas de las enfermedades bucales más comunes:
Caries
Una de cada cuatro personas tiene una caries sin tratar y según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, CDC, casi todos los adultos tendrán caries en algún momento de su vida. El función de la gravedad de la caries, éstas pueden tratarse con obturaciones (empastes), coronas o endodoncias. Si el daño es demasiado extenso es probable que haya que extraer el diente, porque no se pueda conservar. Para disminuir el riesgo de sufrir caries, lo mejor es cepillarse los dientes al menos dos veces al día, usar crema dental con flúor, enjuagarse con colutorios apropiados, usar hilo dental a diario, prescindir de alimentos y bebidas azucaradas y acudir al dentista con regularidad.
Gingivitis
La gingivitis es el estadio temprano de la enfermedad de las encías, una infección de los tejidos alrededor del diente causada por la placa dental. Los síntomas son enrojecimiento de las encías, inflamación, sangrado (frecuente o espontáneo) y mal aliento.
El riesgo de esta enfermedad es la ausencia de dolor, con lo que al ser silenciosa, la persona podría no saber que lo padece, con el riesgo que ello conlleva. Las causas más comunes para desarrollarlo suelen ser la inadecuada higiene bucodental, fumar o apiñamiento dentario que dificulta su limpieza (en cuyo caso, la utilización del hilo dental es absolutamente necesario).
Periodontitis
La periodontitis es la forma avanzada de la enfermedad de las encías, una causa importante de pérdida de dientes en adultos. Sólo en España, el 85% de la población entre 35 y 44 años tiene algún problema periodontal, porcentaje que se eleva hasta más del 90% en la población entre 65 y 74 años.
La enfermedad es reversible en sus estadios tempranos, pero si no se trata, el daño es permanente. Los síntomas incluyen sangrado, encías inflamadas, mal aliento o mal olor persistentes, pérdida de dientes permanentes y cambios en la mordida. Otra señal que lo evidencia es que los dientes tienden a parecer más largos al retroceder encías y huesos. Existen varios tratamientos, que incluyen limpiezas profundas conocidas como raspaje y alisado radicular, pero la mejor arma es la prevención, una adecuada higiene bucodental y las revisiones periódicas al dentista.
Candidiasis
La candidiasis es una infección de hongos que se manifiesta como una película blanca en la boca. Es frecuente desarrollar esta infección si se tiene una enfermedad que afecta al sistema inmunitario, lo que incluye el VIH o cáncer, así como personas que usan esteroides para controlar el asma. También las personas con diabetes sin tratar o no controlada son susceptibles de padecerla, porque el azúcar en la saliva estimula el crecimiento de hongos. También es común en personas que usan dentaduras postizas. Si se manifiesta algún síntoma, se debe acudir inmediatamente al dentista. La candidiasis puede generar alteraciones de la mucosa que pueden provocar lesiones precancerosas en la boca.
Bruxismo
El conocido coloquialmente como ‘chirriar de dientes' está aumentando cada vez más entre la población infantil y adolescente, a los que de hecho afecta ya entre el 20 y el 30%. Los estados de ansiedad y estrés, las enfermedades neurológicas o reumatológicas o ciertos hábitos que aumentan los síntomas (como la ingesta de chicles o morderse las uñas), son las principales causas del bruxismo.
El bruxismo aparece principalmente a la noche, aunque puede suceder en cualquier momento del día si la persona está estresada, tiene un empaste o corona nuevos más altos que el resto de los dientes o su mordida es anormal. Los síntomas más frecuentes del bruxismo son dolor de dientes, dolor de cabeza o de oídos leve, y dolor en la mandíbula y al cabo de un tiempo, lo normal es que la superficie se desgaste y que los dientes estén más amarillos por la pérdida del esmalte. Una placa oclusal (protector bucal) hecha a medida por un dentista puede proteger los dientes al dormir y corregir problemas al morder. Cuando el bruxismo aparece, lo primero que hay que hacer es averiguar el origen. Solo si se conocen las causas, se puede actuar sobre ellas minimizándolas o evitándolas.
Cáncer oral
El tabaco, el abuso de alcohol y el virus del papiloma humano aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de boca, que tienen el doble de riesgo de padecerlo los hombres que las mujeres. Durante los chequeos regulares, el dentista examina la boca buscando síntomas como lesiones rojas o blancas, llagas que no sanan y puntos rugosos, escamosos. Como prevención, conviene evitar los factores de riesgo como son el tabaco y el alcohol, y visitar regularmente al odontólogo. Si encuentra algo sospechoso, el odontólogo pedirá pruebas adicionales y remitirá a un especialista.
Dientes oscurecidos
Son muchas las casusas por las que los dientes pueden cambiar de color. Tras un trauma, el nervio queda afectado con frecuencia y se produce el oscurecimiento del diente. Otras causas pueden ser algunas enfermedades o el uso de algunos medicamentos (como las tetraciclinas que se usaban antiguamente como antibiótico entre los niños). Cuando un diente cambia de color, significa que algo le ocurre al diente y esa señal debería ser tomada como una alerta. Cuando existe esta sospecha, el paciente debería acudir inmediatamente al odontólogo.