La Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA) ha editado una guía titulada Consejos prácticos de prevención para personas mayores, que incluye una serie de recomendaciones de carácter divulgativo y formativo. La guía se dirige a las personas mayores, las familias, cuidadores y otros profesionales que trabajan con mayores y recoge medidas preventivas ante las enfermedades más comunes, entre las que se encuentra la gripe.
En este sentido, señala que la medida más eficaz para prevenirla es la vacuna que protege durante un año. Los mayores de 60 años constituyen un grupo de riesgo al igual que cualquier persona menor de 60 años que por sus características personales o por padecer una enfermedad tienen alto riesgo de sufrir complicaciones derivadas de la gripe o descompensaciones de la enfermedad que sufren.
En la publicación también se recomienda la actividad física regular adaptada a las necesidades y posibilidades de cada una de las personas mayores, como caminar o realizar ejercicios de tonificación y estiramiento. A este respecto, explica que el sedentarismo es un factor de riesgo cardiovascular independiente y de primer orden. Además, especialmente en el anciano produce una disminución de la cualidades físicas que traen como consecuencia aislamiento. Este aislamiento lo aleja del contacto social y lo deprime. A estos factores positivos hay que añadir que en determinados pacientes, como los diabéticos, la actividad física suele acarrear un mejor control glucémico y una menor necesidad de medicación.
Otro de los aspectos que aborda la guía es la nutrición, al entender que constituye una de las claves para mejorar la salud. Mientras que una alimentación correcta es parte esencial para mantener una buena salud y, por lo tanto, buena calidad de vida, la mala nutrición implica un mayor riesgo de morbilidad y mortalidad tanto en personas sanas como en pacientes con cualquier patología médica o quirúrgica.
Por este motivo, la guía apunta que una dieta sana debe regirse por las recomendaciones que aparecen en la pirámide alimentaria, realizando al menos cinco comidas diarias, prestando especial atención al aporte energético del desayuno; no pasando muchas horas sin comer, por lo que a media mañana es necesario hacer una pequeña ingesta de alimentos como fruta, yogur desnatado o un pequeño bocadillo; incorporando en la comida alimentos de los diferentes grupos de la pirámide (arroz, pastas, patatas o legumbres, ensalada o verdura, carne, pescado o huevo, pan, fruta y agua); en la merienda fruta o zumo y leche o yogur, y eligiendo para la cena alimentos fáciles de digerir, como verduras cocidas, sopas o pescados.