Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se estiman unos 1500 nuevos casos de cáncer de testículo cada año en España. Este tipo de cáncer es el más común entre los hombres jóvenes, especialmente en el grupo de edad de 15 a 35 años, aunque solo representa alrededor del 1 % de todos los cánceres diagnosticados en hombres. A pesar de su baja incidencia, su impacto es considerable debido a la edad de los afectados y a las posibles complicaciones que pueden surgir, como los efectos en la fertilidad y la salud general de los pacientes.
A pesar de esta prevalencia en hombres jóvenes, el cáncer de testículo es uno de los cánceres con mayor tasa de curación si se detecta de forma temprana. La clave para un diagnóstico precoz radica en la concienciación y la autoexploración regular, métodos que permiten identificar cambios y detectar signos de alerta.
"La autoexploración es esencial para detectar el cáncer de testículo en fases tempranas. Aunque este tipo de cáncer suele responder favorablemente a la quimioterapia, incluso en etapas avanzadas, un diagnóstico temprano permite evitar tratamientos más agresivos y ayuda a preservar la fertilidad del paciente", explica el Dr. Carlos Núñez Mora, jefe del Servicio de Cirugía Urológica en MD Anderson Cancer Center Madrid - Hospiten.
Síntomas más comunes del cáncer de testículo
Los síntomas del cáncer de testículo suelen ser sutiles y, en ocasiones, pueden pasar desapercibidos, especialmente en sus etapas iniciales, siendo el nódulo testicular no doloroso detectable al tacto el signo de alerta más común. "Aunque la mayoría de los bultos en el testículo son benignos, es recomendable acudir al urólogo ante cualquier síntoma. Además del nódulo, otros signos de alarma son sensación de pesadez, dolor o molestia en el escroto, dolor de espalda baja o abdominal o aparición de hematomas o inflamación", continúa el experto.
En este sentido, el Dr. Núñez identifica dos principales grupos de riesgo en el cáncer de testículo. En primer lugar, hombres con antecedentes familiares de primer grado que han padecido este tipo de cáncer, como padres o hermanos. El segundo grupo de riesgo lo conforman aquellos hombres que han presentado o tienen antecedentes de criptorquidia, una condición en la que uno o ambos testículos no descienden de forma natural al escroto en la infancia, permaneciendo en la cavidad abdominal o en la ingle.
"Esta condición, especialmente si no se corrige quirúrgicamente durante la infancia, aumenta el riesgo de desarrollar cáncer testicular en la adultez, debido a factores relacionados con la temperatura elevada en el abdomen que puede afectar el desarrollo celular normal del testículo", desarrolla.
Opciones de tratamiento y su relación con la fertilidad
La relación entre infertilidad y cáncer de testículo es compleja y puede manifestarse de múltiples maneras, tanto antes como después del diagnóstico del cáncer. En pacientes jóvenes que requieren quimioterapia, los expertos recomiendan la preservación de semen antes de iniciar el tratamiento para mantener la posibilidad de tener hijos en el futuro. Además, destaca el especialista, muchos de estos pacientes ya presentan alteraciones en la calidad del esperma antes de iniciar el tratamiento.
El tratamiento inicial para el abordaje de esta patología consiste en la orquiectomía, es decir, la extirpación del testículo afectado. "Posteriormente, el tratamiento depende del tipo celular del tumor. En los seminomas, se suele emplear un solo fármaco, lo que ayuda a reducir el impacto en la fertilidad. En cambio, los tumores no seminomatosos suelen requerir un enfoque más intensivo con quimioterapia", prosigue el Dr. Nuñez, quien recuerda que el cáncer de testículo es uno de los tumores malignos con mayor tasa de curación si se detecta de forma temprana y que la clave para un diagnóstico precoz radica en la autoexploración.