Tener en su familia algún antecedente de cáncer de pulmón o haber ingerido agua con altos niveles de arsénico son dos factores capaces de multiplicar el riesgo de desarrollar este tipo de tumor. Sin embargo, el tabaco por sí sólo o unido a esos componentes sigue siendo la principal causa de peligro para esta enfermedad según los resultados de dos estudios.
Los investigadores islandeses han encontrado una predisposición genética para el desarrollo de cáncer de pulmón en parientes de primer, segundo y tercer grado. Este efecto fue mayor para los familiares de personas con cáncer de pulmón diagnosticado en edades tempranas.
En los parientes de primer grado se encuentra un riesgo de 2 a 3,5 veces mayor de sufrir este tumor que en el resto de la población. Además, las esposas de estos sujetos afectados también cuentan con una probabilidad 1,7 veces mayor de sufrir esta dolencia. Esto demuestra que el cáncer de pulmón es el resultado de una combinación del ambiente y de factores genéticos.
Por otra parte, al contar con el árbol genealógico de estas familias se ha podido comprobar que los parientes de segundo y tercer grado también presentan un riesgo aumentado. Ese riesgo es todavía mayor cuando el tumor de pulmón se ha originado antes de que el paciente haya cumplido 60 años.
En cuanto al segundo trabajo, investigadores de la Universidad de Taiwán han evaluado durante un periodo de ocho años a más de 10.000 ciudadanos de dos áreas de este país expuestos a diferentes niveles de arsénico a través de la ingesta de agua contaminada con esta sustancia. En el estudio se ha analizado además el efecto combinado de esta sustancia con el tabaco sobre la salud de estos sujetos. Los investigadores observaron que los residentes expuestos a los niveles más altos de arsénico tenían 3,9 veces más riesgo de desarrollar este tumor. Cuando se tuvo en cuenta el consumo de tabaco, se comprobó que los participantes, que habían estado expuestos a los niveles más bajos de arsénico pero que sin embargo eran grandes fumadores, tenían un riesgo hasta cuatro veces mayor de sufrir cáncer de pulmón que los no fumadores.