En la mayoría de los casos la neuralgia cervicobraquial constituye un proceso autolimitado que se resuelve en poco tiempo.
El reposo es fundamental y en las fases de mayor intensidad puede ser útil la colocación de un collarín blando; los collarines rígidos en ocasiones pueden forzar la posición de la cabeza de forma inadecuada. En cualquier caso, el collarín no debe mantenerse más de tres semanas.
Durante la fase aguda pueden utilizarse antiinflamatorios y glucocorticoides en dosis bajas.
Cuando el dolor empieza a ceder, debe iniciarse la práctica de ejercicios específicos de la columna cervical, al principio con suavidad y cada vez con mayor intensidad si no provocan dolor. Está contraindicada la manipulación cervical.
El tratamiento quirúrgico sólo se plantea en los casos en que el dolor se mantiene con gran intensidad durante varios meses o cuando existe progresión del déficit neurológico.