En este momento, no existe cura para el sida pero existen tratamientos que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
La terapia antirretroviral inhibe la replicación del virus VIH en el organismo. Una combinación de varios fármacos antirretrovirales, conocida como terapia antirretroviral altamente activa (HAART, por sus siglas en inglés), ha sido muy eficaz en la reducción del número de partículas de VIH en el torrente sanguíneo, medidas por medio de la carga viral (cantidad del virus que se encuentra en la sangre). Impedir que el virus se replique puede ayudar al sistema inmunitario a recuperarse de la infección por VIH y mejorar los recuentos de células T.
Cuando el VIH se vuelve resistente a la terapia antirretroviral altamente activa, se tienen que emplear otras combinaciones de fármacos para tratar de inhibir la cepa del VIH resistente. Existe una variedad de nuevas fármacos en el mercado para tratar el VIH farmacorresistente.
El tratamiento con terapia antirretroviral altamente activa tiene complicaciones como náuseas, dolor de cabeza, debilidad, malestar general y acumulación de grasa en la espalda y en el abdomen. Estos medicamentos aumentan el riesgo de ataque cardiaco, quizá incrementando los niveles de grasa y glucosa en la sangre.