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Diagnóstico
El diagnóstico suele hacerse por los síntomas de la enfermedad. En caso de duda, se harán estudios en el laboratorio de microbiología. Se toma una muestra de exudado de la nasofaringe utilizando una torunda de algodón y se cultiva para aislar la bacteria causante de la enfermedad. Es una enfermedad de declaración obligatoria.
Tratamiento
Normalmente, no es necesario administrar un tratamiento específico, pero en los casos necesarios se puede prescribir eritromicina.
La vacunación es la medida más importante de prevención y ha contribuido decisivamente a la gran disminución del número de casos de tos ferina que se ha producido en las últimas décadas. El aislamiento de las personas infectadas es otra forma de prevención, pero esta medida se ve limitada porque la enfermedad es ya contagiosa en la fase catarral, cuando frecuentemente aún no se sabe que se trata de tos ferina.