Uno de cada dos casos de trastornos mentales crónico se manifiesta antes de la edad adulta. De todos estos, aunque con diferente incidencia en las diferentes etapas del desarrollo -adolescencia o infancia-, destacan por su prevalencia los trastornos de ansiedad, los de conducta disruptiva (incluyendo el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), los de estado de ánimo y los de conducta alimentaria. Con menor incidencia, aunque con igual importancia por su gravedad, los trastornos del espectro autista y los psicóticos.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre, el doctor Javier Goti, recalca estos datos de estudios epidemiológicos replicados en diferentes comunidades y por diferentes autores para concienciar sobre el hecho de que la salud mental no es cuestión única de la edad adulta, todo ello con relación al lema de este año que es "Educación inclusiva, salud mental positiva", fijado por la Confederación de Salud Mental España.
El objetivo de este día es reivindicar una educación que apueste por los valores, que trabaje la diversidad y la inclusión y que tenga en cuenta los retos de una sociedad que cambia a una velocidad de vértigo, para que se consiga una salud mental más positiva de las generaciones futuras.
En sentido, el Dr Goti, psiquiatra infantil de IMQ Amsa subraya que, "a pesar de los esfuerzos realizados en las últimas décadas desde diferentes agentes sociales y los avances en muchos aspectos, los trastornos mentales en la población infantil y juvenil siguen siendo poco conocidos, derivando todo ello en una situación de perjuicio y de prejuicio para el individuo que los presenta".
"El desconocimiento dificulta en muchos casos el acceso precoz a la intervenciones terapéuticas que intentan limitar las consecuencias de estas patologías, incluyendo la cronificación de las mismas. La cronificación y desatención junto con el desconocimiento, alimentan el prejuicio sobre las personas que las sufren y fortalecen el estigma. El desconocimiento contribuye a las atribuciones erróneas respecto a la naturaleza de los mismos, sus causas y las consecuencias, y redunda en el estigma, la exclusión y el rechazo", destaca.
En esta línea, el doctor Goti señala que "se ha de promover el conocimiento de los mismos para evitar el estigma y prejuicio, más aún si los modelos educativos fracasan en su labor de educar en valores". "Podemos considerar valores como puntos de referencia, creencias y actitudes que marcan la pauta de actuación ante distintas situaciones y que tienen arraigo en todas las culturas y sociedades y definen modelos de actitudes y relaciones. Su constitución sigue un proceso dinámico a través de las etapas evolutivas del desarrollo personal hasta que llega a formar parte de la propia identidad".
Por ello, el experto subraya que "la educación y transmisión de valores es una responsabilidad compartida entre la familia, escuela y sociedad, y es la oportunidad para incidir en generar actitudes que fomenten la salud, y la convivencia basada en el respeto, la empatía y la igualdad, conceptos todos ellos que fomentan la inclusión e integración en los espacios sociales de las personas afectas de cualquier dificultad, como pueda ser un problema de salud físico o mental".
"La educación en valores no debería limitarse a una asignatura concreta que deba impartirse en centros educativos; debiera ser inclusiva e implicar tanto al profesorado en su conjunto, como a la institución educativa, las familias y la comunidad. El modelado necesario para que este aprendizaje se interiorice no puede darse si hay divergencias entre lo que ocurre dentro de las aulas y lo que pasa fuera de ellas", afirma el doctor.
En esta línea, el experto se hace eco de las estrategias prácticas para fomentar esta educación en valores en torno a la salud mental señaladas por otros autores:
- Rechazar formas de discriminación
- Potenciar formas de liderazgo no basadas en la ostentación del poder
- Invitar al debate filosófico sobre dilemas morales
- Señalar los comportamientos perjudiciales para el conjunto sin estigmatizar a las personas
- Enfatizar el principio de que las personas pueden cambiar
- Proponer ejercicios prácticos conjuntos en los que hay que tomar decisiones en tiempo real
- Por encima de todo, predicar con el ejemplo