La ansiedad es una sensación de inquietud, desagradable, vaga y difusa. Aunque no todos los pacientes tienen los mismos síntomas, suele ir acompañada de dolores de cabeza, palpitaciones, opresión en el pecho y molestias gástricas. En realidad, la ansiedad es una señal de alerta que advierte de un peligro inminente o cercano y permite al paciente tomar medidas contra la amenaza.
Según Andrea Doreste, psicóloga del Centro Médico MGC Mutua, "cuando se produce una catástrofe de grandes magnitudes como puede ser la DANA que se ha producido en Valencia y Albacete, personas que aun no habiendo sido afectadas, pero si han visto imágenes en los medios de comunicación o lo ha sufrido un familiar, amigo o alguien cercano, pueden tener episodios de ansiedad, más aún si son propensos a padecerla".
Hasta una de cada diez personas tiene o ha tenido problemas de ansiedad. Existen estudios que indican que puede ser debido a un componente genético, es decir que los hijos de personas que padecen esta ansiedad pueden ser más proclives a tenerla a su vez. Pero en otros casos puede ser provocada por factores externos de los que el paciente es testigo: accidentes de gran magnitud, atentados, pandemias, guerras, catástrofes naturales, etc.
La ansiedad es un trastorno grave que puede afectar al pensamiento, produciendo confusión y disminución de la memoria y la capacidad de concentración. Todo ello crea problemas al paciente en su relación con los demás y, en general, con el mundo que le rodea. En casos extremos requieren ayuda profesional.
"A los primeros síntomas, hay una serie de consejos que pueden ayudar a superarla, entre las que destacan aprender a relajarte y no dejar que únicamente las malas noticias se adueñen del pensamiento", indica Andrea Doreste y aporta una serie de consejos como profesional:
- Abrirse al exterior. Como primera medida, al margen de que intentes otras técnicas, piensa que hablar del problema con alguien de tu confianza, casi con toda seguridad te va a aliviar. También ten en cuenta que reírte te evadirá un rato de los problemas. Incluso el mero hecho de sonreír te puede ser de ayuda.
- El mindfulness es una técnica que, básicamente, propone que te concentres en lo que estás haciendo, sin dar paso en tu mente a otros pensamientos. Por ejemplo, al comer, piensa en el acto de la masticación, centrarte en los alimentos que estás aportando al cuerpo y que van a constituir un nutriente más para mantenerte sano. Este ejercicio se puede practicar prácticamente con cualquier actividad, como pueda ser el simple hecho de lavarte los dientes, pensar que estás combatiendo la placa, que tanto daño hace a las encías.
- Respiración. Otra manera de relajarte y desconectar es ejercitarte con la respiración. Se puede hacer en casa, en el sofá o incluso sentado en tu oficina. Esta operación enlaza con el mindfulness.
- Siéntate (o échate) y pon una mano en el estómago
- Inspira el aire lentamente, por la nariz hasta que el estómago se eleve
- Mantén la respiración
- Espira lentamente el aire, por la boca, tratando de vaciar por completo los pulmones