El confinamiento, la angustia por las informaciones que recibimos y el temor ante la enfermedad, pueden suponer una exigencia muy alta para nuestros recursos emocionales que, si no tratamos, podría repercutir negativamente en nuestra salud.
La Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa (SESMI) recuerda que la calma y la tranquilidad ayudan a nuestro sistema inmunológico y recomienda aprender a gestionar la incertidumbre.
La evidencia científica nos muestra que una actitud proactiva y resiliente frente a los acontecimientos adversos reduce las hormonas relacionadas con el estrés. Nuestra actitud y cómo reaccionemos a la adversidad pueden impactar en nuestra salud más que muchos medicamentos.
En este sentido, una buena higiene de las emociones favorecerá un estado anímico más adecuado. "Sabemos que las emociones son el resultado de los pensamientos. Una visión catastrófica de la realidad, la anticipación de desgracias, conllevan emociones negativas: miedo, ansiedad, angustia, tristeza, lo que puede aumentar la incidencia de enfermedades futuras. Por lo tanto, es necesario atender al componente psicológico de esta crisis para poder transformar nuestra actitud frente a los hechos y revertir esa predisposición a la enfermedad, potenciando nuestro estado de bienestar y salud", explican desde SESMI.
Consejos para una buena higiene emocional
Buscar un momento diario para uno mismo. A pesar del mayor tiempo del que disponemos durante el confinamiento, no siempre nos dedicamos el tiempo a nosotros mismos. La reunión del núcleo familiar dentro del domicilio puede llevar a una falta de intimidad, y sobre todo a las mujeres, a volcarse en los cuidados a los miembros de la familia. Es necesario encontrar un momento para hacer lo que uno desee, en lugar de intentar realizar el deseo del resto de los miembros de la familia.
Recuperar aficiones que nos satisfacen. Y que podamos realizar durante el confinamiento: leer, ver alguna serie, cocinar, etc.
Reducir las preocupaciones por el futuro. Tenemos ante nosotros un futuro incierto. Este desconocimiento nos provoca ansiedad, y seguramente no nos deja vivir bien el presente. Hay que ser conscientes que lo que ocurra en el futuro está fuera de nuestro control. Debemos confiar en nuestra capacidad para resolver la situación y adaptarnos. "No existe una vacuna psíquica: imaginar catástrofes no nos va a ayudar a estar más preparados cuando acontezcan y además, nos estropea poder disfrutar del presente" afirman desde SESMI.
Solucionar los conflictos que puedan surgir. Es importante que podamos identificar los problemas y emociones que puedan surgir durante el confinamiento y explorar las soluciones posibles, priorizando siempre la más factible. Es normal sentir hostilidad en algún momento cuando se convive tanto tiempo con los otros, no es conveniente auto-reprochárselo. Dejarse sentir sin juzgar, respirar, entender que todos estamos tensos porque es una situación de crisis. Entrenar la serenidad y la paciencia.
Conservar el buen humor. Sonreír es siempre una buena terapia, también ahora. Es importante saber reírse de uno mismo y de los demás sin ser hostiles. Debemos ser capaces de encontrar cosas que nos hagan sonreír y que nos alejen de la preocupación de la situación actual.
Tratarse bien a uno mis mo. Si no nos sentimos bie n nosotros, no podremos hacer el bien a los demás. Es necesario que durante estos días de confinamiento en que compartimos espacio con otras personas, trabajemos para conseguir no culpabilizarnos por los sentimientos hostiles, por la falta de ganas de hacer las tareas, por no estar "haciendo algo productivo" si no estamos trabajando. Ser tolerantes, en fin, con nosotros mismos, lo que nos facilitará la tolerancia hacia los otros.
Ayudar a los demás. Sentirnos útiles nos da felicidad y nos hace sentir bien. En estos momentos son muchas las acciones individuales que podemos realizar, o iniciativas comunitarias en las que podemos participar, por ejemplo: la elaboración de mascarillas, llevar comida a vecinos que no pueden salir de casa, cocinar para personas mayores o enfermas, llamarles por teléfono o whatsapp, etc. Ayudar a otros aumenta la autoestima.
Desde la Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa concluyen que "si nos tomamos esta situación con serenidad, paciencia y tolerancia nuestra salud lo agradecerá".