La diabetes es una enfermedad que se produce por la mala utilización de los azúcares de la dieta como consecuencia de la falta de insulina. Se caracteriza por un aumento de la glucosa circulante en sangre, ya que ésta no se utiliza en los tejidos del organismo. Se trata de una enfermedad de naturaleza autoinmune que no se cura, es decir, el niño diabético nunca dejará de serlo.
Como señala la doctora Carmen Temboury, especialista en Endocrinología Pediátrica del Hospital Vithas Nuestra Señora de América "en los niños casi siempre la diabetes es de tipo 1 o insulinodependiente. Si no tratamos rápidamente con insulina a estos pacientes, se produce un trastorno generalizado de todo el metabolismo que puede desembocar en cetoacidosis, coma o incluso la muerte del niño". De ahí la importancia de que los padres sepan reconocer los síntomas de esta enfermedad para, en caso de producirse, actuar sin demora.
Aunque los países del norte de Europa cuentan con mayor número de casos de diabetes infantil, en España la incidencia es alta y ha aumentado en los menores de 5 años. La incidencia media en menores de 15 años sería de 17,69 nuevos casos anuales por cada 100.000 habitantes.
Las causas de este incremento no están del todo claras, pero se sospecha que la alimentación, infecciones, contaminantes y factores genéticos pueden influir. Aunque se nace con una predisposición a padecer diabetes, para que aparezca se necesitan otros factores. Las investigaciones actuales se centran en el ámbito de la prevención, de hecho, como afirma la doctora Temboury, "se sospecha que la lactancia materna prolongada y evitar las guarderías en el primer año podrían disminuir la incidencia".