Caries, traumatismos y desgaste dentario son los tres principales factores de riesgo para sufrir pulpitis

El tratamiento de esta inflamación y posible necrosis del tejido blando del interior del diente, la pulpa, es la endodoncia
La endodoncia permite mantener el diente natural con toda su funcionalidad

La endodoncia es uno de los procedimientos más comunes en las consultas de odontología. Se trata de una técnica que se utiliza para evitar la extracción de un diente que ha sido dañado y para el que no existe ninguna otra solución. La endodoncia permite mantener el diente natural con toda su funcionalidad y entre sus ventajas, Manuela Escorial, odontóloga de la Dirección Asistencial de Sanitas Dental, destaca que es "un tratamiento que normalmente se lleva a cabo en una única sesión y sin dolor, ya que se realiza con anestesia local".

Las caries son la principal causa para necesitar una endodoncia. Cuando son muy profundas pueden perforar el diente hasta infectar la pulpa de su interior, causando la inflamación y la necrosis de este tejido blando, la pulpitis. También puede ser causa de esta inflamación un traumatismo fuerte o el propio desgaste de los dientes, producido bien por enfermedades como el bruxismo o por la abrasión de ciertos tratamientos restauradores.

"Cualquier persona puede requerir una endodoncia a lo largo de su vida, incluso los niños, aunque es más común en adultos", comenta la odontóloga. Puede que incluso se llegue a necesitar más de un tratamiento en diferentes piezas dentales, pero esto en principio no supone ningún problema para el paciente. "Una endodoncia es la mejor solución para mantener el diente natural. Existen otras alternativas, como los implantes, pero ninguna es tan estética como la pieza original. Además, al conservar el diente o muela natural, también mantenemos, el hueso y la encía que le rodea, así como su funcionalidad", comenta la odontóloga Manuela Escorial.

Cómo mantener una endodoncia de forma correcta

Tras practicar la endodoncia, algunos pacientes pueden sufrir una leve molestia durante los días posteriores al tratamiento, sin embargo, la mayoría no presenta ninguna sensación posterior. Eso sí, "es imprescindible hacer un seguimiento para verificar la efectividad y evolución. La periodicidad sería de seis meses durante el primer año y después realizar radiografía de control una vez al año", afirma la odontóloga de Sanitas Dental.

Además de estas revisiones, no es necesario tomar ningún otro tipo de precaución. Tras el tratamiento de endodoncia y superadas las molestias lógicas que pueda ocasionar, el diente vuelve a estar asintomático y la persona vuelve a sentir normalidad con respecto al resto de los dientes. Una pieza con endodoncia necesita los mismos cuidados que el resto de la dentadura: prevención y una correcta higiene bucal.

Un diente endodonciado no tiene por qué ser más frágil que los demás, siempre y cuando sea correctamente restaurado. En los casos de aquellos dientes que soportan mayores cargas puede ser conveniente proteger las cúspides mediante reconstrucciones adecuadas o coronas para una mayor durabilidad. Es fundamental no demorar en exceso la restauración definitiva de estos dientes para evitar fracturas u otras complicaciones. La cantidad de estructura dentaria remanente tras la afectación de la caries, su limpieza y la realización de la endodoncia, padecer bruxismo o determinados tipos de mordida son los principales factores a tener en cuenta en la indicación de las diferentes opciones de restauración.

"Con el tiempo, y teniendo en cuenta sobre todo el tamaño de la lesión que provocó la endodoncia, se debe realizar una restauración del diente en una segunda sesión", informa la odontóloga de Sanitas Dental. Para ello se pueden utilizar fundas o coronas, pero será el odontólogo el que recomiende el método más adecuado después de haber evaluado el desgaste dentario.

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