Las piscinas de agua salada son las más idóneas para los pacientes con dermatitis atópica

El baño en el mar es una de las actividades lúdicas más frecuentes en el periodo estival, pero no todos los ciudadanos pueden disfrutar de un baño en la playa y se tienen que conformar con un refrescante baño en una piscina. La cloración del agua de las piscinas es el método más extendido de depuración, pero resulta muy irritante para la piel y los ojos.

Las piscinas de agua salada son las más idóneas para los pacientes con dermatitis atópica

Por ello, los expertos recomiendan que los pacientes con dermatitis atópica limiten el tiempo de baño en las piscinas, ya que por naturaleza poseen una piel que se irrita fácilmente y que, después del baño, lleven a cabo un buen aclarado con el agua de la ducha para eliminar el exceso de cloro.
 
Sin embargo, hoy existe una alternativa fácil y cómoda que se puede incorporar a cualquier comunidad de propietarios que tenga piscina. Se trata de la cloración salina, mediante la que se produce cloro a partir de la sal común disuelta en el agua. Se instala para ello un clorador salino, un aparato sencillo y de bajo coste y se diluyen de cuatro a seis kilos de sal por metro cúbico de agua de piscina.

El clorador convierte la sal en hipoclorito sódico, que es un potente destructor de los microorganismos del agua y de la materia orgánica. El agua resultante posee una salinidad seis a ocho veces inferior a la del agua del mar y parecida a la lágrima del ojo. Por ello, la piel no pica ni se produce el enrojecimiento de los ojos, además de carecer de los efectos tóxicos del cloro.

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