Aunque la dermatitis atópica es uno de los trastornos dermatológicos más frecuentes, es una enfermedad desconocida por muchas personas, que carece de apoyos suficientes y que recibe una gran incomprensión por parte de la sociedad.
Muchas familias tienen dificultades para afrontar los gastos del tratamiento de la patología
La dermatitis atópica es una enfermedad crónica dermatológica que cursa con brotes recurrentes de empeoramiento en los que aparecen lesiones en la piel con enrojecimiento, picor intenso y sequedad. El paciente con esta patología sufre dolor, picor y molestias físicas generales que perjudican su calidad de vida. Además, las personas que padecen esta enfermedad sufren en silencio una situación crónica limitante que les conduce a alteraciones psicológicas de diferente consideración.
Según los cálculos más recientes, el 18% de la población infantil padece dermatitis atópica. Esta cifra da una idea de la envergadura del problema y de la cantidad de afectados que carecen del apoyo necesario.
Un aspecto muy importante de la indefensión de estos pacientes es la elevada carga económica que ocasiona su patología a las familias. Los enfermos deben utilizar productos especiales para el cuidado de su piel y estos productos tienen un elevado coste que puede significar un gasto medio mensual de entre 150 y 200 euros en productos cosméticos.
Por ello, es necesario concienciar a la sociedad de que la dermatitis atópica es una patología cara y de la necesidad urgente de que los responsables de sanidad consideren la financiación de estos productos que originan unos elevados gastos que muchas familias en tiempo de crisis económica no pueden afrontar.