El miedo a volar es uno de los más extendidos en la sociedad ya que afecta, en diferente grado, en torno al 20% de la población, según distintos estudios. Es una situación normal teniendo en cuenta, entre otras cosas, que volar es algo antinatural para los seres humanos. Este temor se considera una fobia cuando tal miedo es desproporcionado, irracional, incontrolable y lleva a la persona a la evitación de volar.
A algunas personas apenas les afecta porque pueden arreglárselas bien en sus vidas sin volar; pero para otras puede suponer una fobia que conlleva un gran perjuicio por ejemplo a nivel profesional por la dificultad para desplazarse a largas distancias en poco tiempo, produciéndoles por ello un gran malestar. O a nivel familiar cuando llegan las vacaciones y muchos destinos quedan "vetados", suponiendo un fastidio para el que sí que quiere volar y un sentimiento de culpa para el que es incapaz. La fobia afecta en torno al 8% de la población, suele comenzar en la vida adulta y tener un curso continuo.
Así lo señala Juan Uribe, psicoterapeuta de IMQ-AMSA, que ahora que llega el mes de agosto, mes tradicional de vacaciones en el que miles de personas cogerán un avión para trasladarse a su destino vacacional, nos aclara las dudas más comunes.
¿Cómo saber que se tiene una fobia?
Uribe destaca que la persona con fobia a volar siente un intenso pánico tan solo con pensar en la idea de que en unos días tendrá que coger un avión. "Según se acerque el momento puede experimentar taquicardia, sudoración, temblores, ahogos, miedo a desmayarse o morir. Esto induce a la evitación del vuelo o a recurrir a medicación tranquilizante si no se tiene más remedio que emprender ese viaje".
"En esta fobia coinciden personas diferentes que por distintos motivos confluyen en el terror a subirse al avión: unos por la angustia catastrófica ligada al posible accidente y sus dramáticos resultados repetidamente observados por la televisión. Otros por la claustrofobia que genera estar en la cabina, un espacio cerrado sin posibilidad de salir ("y con esas ventanitas diminutas"). Otros por el vértigo de estar tan alto y lejos de la tierra. Y otros por la agobiante sensación de pérdida de control (en el coche si quieres paras y te bajas… en el avión no puedes hacer nada, dependes del piloto)", señala el especialista.
¿Qué puede causar una fobia de este tipo?
Las causas de entrada en la fobia son múltiples. "A parte de las personas que han vivido experiencias traumáticas con el avión, es habitual que se combine con otros terrores como el de los espacios cerrados, las alturas, la muerte, etc. Personas hipocondríacas, miedosas, negativas o excesivamente controladoras son más proclives a desarrollar una fobia a volar. Es también muy habitual observar fuertes identificaciones con padres miedosos o problemas en el apego, es decir: personas que tienen serias dificultades para separarse de sus seres queridos tanto por perder la seguridad que les dan como por ser ellos mismos los que tienen que cuidar de sus hijos o padres, por ejemplo. Pueden experimentar intensos miedos y culpas al distanciarse y lo desplazan al avión. Son vínculos fusionales que generan angustia de separación", afirma el experto.
¿Cómo se trata?
El especialista explica también que cuando la fobia supone un malestar significativo en la vida de la persona "recomendamos la realización de una psicoterapia para conocer y tratar todos esos aspectos que están dificultando el desarrollo de una capacidad que debería aportarle a la persona placer y comodidad. Muchas veces estos funcionamientos internos son inconscientes y, por lo tanto, la persona no entiende por qué le pasa ni puede hacer nada para superarlo".