En el marco del XLIV Congreso de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) que tiene lugar en Barcelona del 4 al 7 de octubre

El 30% de las enfermedades renales pediátricas son hereditarias

Expertos en nefrología inciden en la importancia de una buena transición del paciente pediátrico a los servicios de adultos
Las enfermedades renales pediátricas suelen estar relacionadas con enfermedades raras y malformaciones renales y deben ser controlados por especialistas pediátricos y, en los casos más graves, por los servicios de referencia pediátricos
Los expertos destacan la importancia de la prevención en los menores, sobre todo en aquellos casos en los que las patologías renales vienen derivadas de otro problema de salud anterior
En el caso de que sean hereditarias, resaltan la necesidad de un diagnóstico temprano ya que, gracias a las ecografías, se pueden diagnosticar muchas anomalías durante el embarazo
Cuando los niños no ganan peso o tienen problemas para comer o sufren un retraso en el desarrollo o cuando orinan de manera muy abundante, es conveniente visitar al especialista en nefrología
Además de tratar la enfermedad, el objetivo de los profesionales médicos es conseguir que el niño desarrolle todo su potencial, que haga una vida lo más similar a los niños de su edad y que se convierta en un adulto

Uno de los temas destacados durante el XLIV Congreso de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) ha sido la nefrología pediátrica, un problema de salud que en la mayoría de los casos es crónico. Los profesionales reunidos en el simposium dedicado a este tema han abordado los aspectos diferenciadores en los niños en diálisis (ya que en los últimos años se pueden ofrecer unas expectativas mejores a los menores con este tratamiento), los trasplantes infantiles y la transición de la medicina y el tratamiento de niño a adulto.

Las patologías renales en adultos difieren de las pediátricas. Mientras que las primeras el fallo renal suelen tener como causa la hipertensión y la diabetes, las segundas suelen estar relacionadas con enfermedades raras y malformaciones renales "en estos casos, que son en torno a un 44% del total, puede que los riñones no se hayan formado correctamente, o que su tamaño no sea el indicado, que estén obstruidos, o que se trate de riñones displásicos", explica la doctora Gema Ariceta, jefe de Servicio de Nefrología Pediátrica del Área Materno Infantil del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Asimismo añade "otras patologías bastante frecuentes durante la infancia son el síndrome nefrótico (17% de los casos), que provoca la pérdida de proteínas en la orina, y las enfermedades tubulares".

Normalmente, tal y como comenta la especialista, "la enfermedad renal se manifiesta en los niños cuando no ganan peso o tienen problemas para comer, sufren un retraso en el desarrollo o cuando orinan de manera muy abundante. En estos casos hay que visitar al especialista porque pueden ser síntomas de alerta".

En el caso de que la enfermedad renal sea hereditaria, en torno a un 30% de los casos, la prevención resulta complicada por lo que los profesionales inciden en la necesidad de un diagnóstico temprano así como realizar un consejo familiar para que estén controlados desde el inicio. "Ha habido un gran salto en las predicciones de las enfermedades renales con las ecografías durante el embarazo, ya que muchas anomalías se puede diagnosticar durante la gestación", apunta la doctora.

Transición de paciente pediátrico a adulto, un momento clave

Las patologías renales han mejorado su pronóstico convirtiéndose en enfermedades crónicas.

Cuando se produce la transición de niño a adulto, el paciente deja de ser atendido por los servicios pediátricos y pasa a los servicios de adultos. Según la doctora Ariceta, "este es un momento clave para el paciente ya que muchas de las enfermedades que sufren los niños son poco frecuentes en los adultos  y en muchas ocasiones acuden a centros menos especializados en los que no se ha tratado nunca esa enfermedad. Por otro lado, es importante que recordemos que la expectativa de vida de los menores es mucho mayor".

Durante el simposium, los profesionales han coincidido en que son necesarios los programas específicos que consigan que el trasvase no solo sea una cuestión de los profesionales, sino que también sea de los propios pacientes, haciéndoles partícipes y protagonistas de su enfermedad.

En este sentido, la doctora Ariceta matiza, "aunque no existe una edad concreta para la transición, podríamos decir que suele ser en la época adolescente, en torno a los 18 años una vez que el paciente puede ser autónomo. Lo que los profesionales tenemos que considerar es, por un lado, la maduración física y mental del paciente y por otro, el tipo de enfermedad y la capacidad de desarrollo de la misma. Además, no podemos olvidarnos de que el proceso de crecimiento  de estos pacientes presenta diferencias".

Tratamiento pediátrico

La incidencia de los niños que necesitan diálisis o han recibido un trasplante es de 99 por cada millón de habitantes menores de 18 años. Pero, tal y como explica la doctora, "existen muchas patologías en edad pediátrica que no tienen por qué necesitar diálisis. Algún ejemplo de estas son las enfermedades raras o aquellos problemas renales derivados de otras enfermedades".

Durante la mesa, los expertos coincidieron en que "hay que tener en cuenta que el impacto de la enfermedad en el niño es mayor que en el adulto porque es un organismo en crecimiento y es imprescindible ajustar la dosis del tratamiento lo mejor posible, así como potenciar el desarrollo del niño". Por tanto, además de tratar la enfermedad, el objetivo de los profesionales es conseguir que el niño se desarrolle todo su potencial, que haga una vida lo más similar a los niños de su edad y que se convierta en un adulto.

Importancia de la prevención y del diagnóstico temprano

Otro de los aspectos destacados durante el XLIV Congreso ha sido la importancia de la prevención en los menores, sobre todo en aquellos casos en los que las patologías renales vienen derivadas de otro problema de salud anterior. "Las causas que desemboquen en una secuela renal pueden ser múltiples: una enfermedad previa, un tratamiento, una deshidratación, un cuadro infeccioso muy grave, una infección urinaria, etc. y es en estos casos, cuando el especialista tiene que actuar y prevenir el posible desarrollo de un fallo renal", resalta la doctora Ariceta.

En este sentido, la profesional incide en que "para el correcto abordaje de la enfermedad, los pacientes pediátricos con patología nefrourológica significativa deben ser controlados por especialistas pediátricos y, en los casos más graves, por los servicios de referencia pediátricos".
Por  primera vez en un Congreso de la S.E.N., ocho hospitales de la provincia de Barcelona se han puesto de acuerdo para organizar un evento de esta magnitud. Dos de ellos, el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona y el Hospital Sant Joan de Deu, especializados en nefrología pediátrica.

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