El astigmatismo es un problema visual que se produce cuando la córnea (capa externa y transparente del ojo que permite que la luz pase a su interior y que protege el iris y el cristalino) no presenta la misma curvatura en todas sus zonas, teniendo unas áreas más inclinadas o redondeadas que otras. De este modo, la córnea de un ojo sin astigmatismo tiene prácticamente la misma forma redonda en todas sus áreas (imaginemos un balón de fútbol). Sin embargo, en los ojos con astigmatismo el grado de curvatura vertical de la córnea no coincide con el grado de curvatura horizontal, por lo que la córnea no es esférica (el símil es un balón de rugby).
El astigmatismo genera visión borrosa, en cualquier distancia y suele ser más acusada en la visión nocturna o en condiciones de baja luminosidad. Afecta al 38,3% de los españoles, según la última edición del Estudio de la Visión en España (realizado en 2022 a una muestra representativa de 2.000 personas mayores de 18 años con el objetivo de analizar el estado de la salud visual) realizado por Clínica Baviera. Además, este mismo estudio indica que el 91,5% de los afectados tiene también otro defecto refractivo asociado, siendo los más comunes la miopía o la hipermetropía.
Además de por el defecto al que esté asociado, el astigmatismo se puede clasificar de diferentes maneras: el simple, cuando afecta a un solo eje; el mixto, cuando afecta a varios ejes. El regular, cuando los meridianos principales son perpendiculares entre sí o el irregular cuando no lo son. Será el oftalmólogo el que, tras una exhaustiva revisión, determine el tipo de astigmatismo y la graduación del paciente.
Las personas con astigmatismo acusan más su problema por la noche y suele ser más habitual tener mayor dificultad para percibir pequeños detalles a todas las distancias. "La luz se enfoca en más de un punto de la retina y no en uno solo como ocurre con un ojo normal. Esto hace que haya una mayor sensibilidad a la luz por parte de quienes lo padecen", indica el Dr. Llovet, oftalmólogo del mencionado centro clínico. Por ello, un 30% de los participantes en el estudio que lo padecen manifiestan sentirse limitados a la hora de conducir. Cuando además el astigmatismo está asociado a la hipermetropía puede acompañarse de otros síntomas como fatiga visual, enrojecimiento, picor, escozor o dolor de ojos, sensación de arenilla, problemas ante el cambio de visión cercana y lejana, mareos y dolores de cabeza por el sobreesfuerzo de los ojos para enfocar las imágenes. *El Estudio de la Visión en España se realizó en 2022 a una muestra representativa de 2.000 personas mayores de 18 años con el objetivo de analizar el estado de la salud visual de la sociedad española. Se pueden consultar los resultados aquí: Estudio de la Visión en España 2022
Entre las causas más habituales del astigmatismo se encuentran la genética, por lo que suele estar presente desde el nacimiento; el sufrir otras patologías de la córnea, como el queratocono, o por haber sufrido una lesión o traumatismo corneal. En general el astigmatismo puede aparecer a cualquier edad y suele mantenerse estable.
Cómo tratar el astigmatismo
El tratamiento del astigmatismo debe ir enfocado a corregir la refracción errónea de los rayos de luz sobre la retina, de manera que se pueda conseguir percibir la imagen de forma nítida, tanto de lejos como de cerca, por parte del paciente. "Para ello, se pueden emplear gafas o lentes de contacto tóricas, con una graduación adecuada a cada uno de los defectos visuales que este padezca", indica el doctor Llovet.
Además, podrá recurrirse a la cirugía, tanto láser como de lente intraocular. "En caso de que vaya asociado a otros defectos, el oftalmólogo determinará el tipo de intervención más apropiada a cada caso con el fin de eliminar todos los problemas refractivos". En este sentido, la técnica Lasik es la más extendida dentro de la cirugía refractiva láser para corregir problemas refractivos como el astigmatismo.