Uno de los principales debates en torno al coronavirus ha estado siempre centrado en la posible vacuna. Ahora que cada día conocemos nuevos avances sobre los diferentes prototipos que se están desarrollando en el mundo surgen más dudas entre la población sobre su aplicación y cada vez son más las voces que dicen que no están dispuestos a ponérsela voluntariamente. Mientras los laboratorios y países siguen trabajando en una inminente llegada de esta vacuna, Ipsos, compañía de investigación de mercados y de opinión, ha estudiado, en colaboración con el Foro Económico Mundial, el posicionamiento de la población mundial sobre este tema.
A nivel mundial, el 74% admite que si la vacuna contra la COVID-19 estuviera ya disponible se la pondría. En el caso de España, es el 72% de los ciudadanos los que estarían dispuestos a vacunarse ya, siendo el segundo país europeo con más población a favor de la vacunación, solo por detrás de Reino Unido (85%). Destaca el caso de China, origen de la pandemia, donde el 97% de sus ciudadanos confirman que se vacunarían en este momento. En general, en la mayoría de países, los que se pondrían la vacuna superan ampliamente a los que no lo harían (con una diferencia de 50 puntos en 12 de los 27 países encuestados).
Otra de las grandes incógnitas sobre la vacuna es cuándo estará por fin disponible, la carrera por conseguirla cuanto antes no convence a la mayoría de la población mundial, ya que un 59% no cree que vaya a ser una realidad para ellos en 2020. En España son todavía más pesimistas, y un 64% no espera ver la aplicación de la vacuna este año. Aunque en Europa son los polacos los que menos esperanza tienen de verla antes de que acabe diciembre (78%), seguidos de alemanes y belgas con 77% en ambos casos. En este aspecto vuelve a despuntar China como los más optimistas del mundo, siendo un 87% de sus habitantes los que creen que podrán vacunarse antes de que finalice 2020.
En cuanto a las razones por las que los ciudadanos no están dispuestos a ponerse todavía la vacuna, en todos los casos, la principal son los posibles efectos secundarios (56%), siendo España el país con más miedo a estos efectos a nivel mundial (70%). La falta de credibilidad en su efectividad se sitúa en el segundo puesto (29%), y un 19% no se ve en suficiente riesgo como para necesitar vacunarse.