Sólo un 20% de los usuarios de los cigarrillos electrónicos han declarado estar totalmente y bastante satisfechos con el uso del cigarrillo electrónico. De hecho, un 75% de los usuarios del cigarrillo electrónico continúa fumando tabaco convencional.
Así se desprende de un estudio publicado en la revista BMJ Open sobre el uso de los cigarrillos electrónicos en Barcelona. Se trata del primer artículo realizado en nuestro entorno que estima la prevalencia de uso del cigarrillo electrónico (con y sin nicotina), la satisfacción con su utilización y el lugar donde se compró el cigarrillo electrónico.
El artículo muestra que el 6,5% de la población adulta de la ciudad de Barcelona -unos 83.000 ciudadanos- han utilizado alguna vez el cigarrillo electrónico. Sin embargo, sólo un 60% de ellos lo utilizó con nicotina. Además, las tiendas especializadas fueron el establecimiento más frecuente donde adquirieron los cigarrillos electrónicos (70%).
En el estudio, liderado por el Dr. Jose M. Martínez-Sánchez, jefe del área de Bioestadística de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC) y epidemiólogo de la Unidad de Control del Tabaco del Instituto Catalán de Oncología (ICO), han participado investigadores del ICO y la UIC y también de las universidades de Harvard y Northeastern.
"El alto porcentaje de ‘uso dual' de los cigarrillos electrónicos con el tabaco convencional, así como la baja satisfacción con su uso, compromete la efectividad del cigarrillo electrónico para dejar de fumar", tal y como ha manifestado al respecto el investigador principal del estudio, el Dr. Martínez-Sánchez.
La publicación de este artículo coincide con el informe publicado recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recomienda la regulación de los cigarrillos electrónicos en todos los espacios públicos y centros de trabajo. En este sentido, el gobierno de España ya reguló en marzo de 2014 el uso de estos dispositivos en hospitales, centros educativos y edificios de la administración, si bien se excluyeron de la ley bares, restaurantes y otros espacios públicos cerrados, tal y como ahora sugiere la propia OMS. El ICO y la UIC fueron pioneros en regular el uso de cigarrillos electrónicos en sus dependencias durante el año 2013.