La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que la fibromialgia podría afectar a entre el 2 y el 3% de la población española y a entre el 3 y 6% de las mujeres jóvenes, ya que ocurre más en las mujeres que en los hombres y, mayoritariamente, la edad de inicio se sitúa entre los 20 y los 50 años.
La fibromialgia es una enfermedad que se caracteriza fundamentalmente por dolor persistente, fatiga extrema, rigidez muscular, así como por otros síntomas como dificultad para dormir, rigidez matutina, dolor de cabeza, mareos, calambres o problemas de memoria que impiden el funcionamiento normal de las personas que lo sufren.
Las causas por las que se desarrolla la fibromialgia no están claras. Algunas investigaciones apuntan como desencadenantes al estrés, la ansiedad, depresión, traumatismos, poca calidad del sueño, infecciones, cierta predisposición genética o padecer una enfermedad reumática o neurológica previa. Aunque también puede aparecer sin ningún factor claramente identificable.
El dolor que experimentan, que por lo general empeora con el frío, el estrés o el ejercicio físico intenso, y la fatiga extrema que está presente en todas las actividades que realizan los pacientes, hace que sus tareas cotidianas se vean claramente dificultadas.
Hoy por hoy, no existe ningún tratamiento que permita curar la fibromialgia, pero sí aliviar el dolor y mejorar los problemas asociados, que son múltiples y variados. El 90% de pacientes con cuadros de fibromialgia permanecen sin diagnóstico, según datos de la SEN. Una reciente encuesta realizada indica que el 93% de los pacientes tienen problemas de insomnio, el 89% problemas de concentración, el 86% experimentan parestesias y el 80% cefaleas. Otros síntomas adicionales pueden ser incontinencia urinaria, dificultad de concentración y mala memoria, hipersensibilidad táctil, sequedad de boca y ojos, alteraciones en la visión o falta de coordinación motora.