"El alcohol, el tabaco y el cannabis se han convertido en drogas iniciáticas para mostrarse ante los demás iguales como un no-niño"

La Semana de Humanidades se celebra del 11 al 14 de febrero, en la Sociedad Bilbaina, cada día, a partir de las 18:30 h. Entrada libre y aforo limitado

La evolución del consumo de drogas entre los escolares ha sido uno de los temas analizados en la jornada inaugural de la Semana de Humanidades de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, que se celebra del 11 al 14 de febrero en los salones de la Sociedad Bilbaina, en Bilbao, bajo el lema "Fiesta, consumos y drogas: ¿lo controlamos?". El tema ha sido desgranado por Juan Manuel González de Audikana, director del Instituto Deusto de Drogodependencias.

El experto ha recordado en su alocución, que uno de los padres de la Sociología científica, Emile Durkheim, "estudió el suicidio al final del siglo XIX, en una época convulsa, por los grandes cambios sociales resultantes de la revolución industrial". Durkhein llegó a la conclusión de que uno de los efectos de esos cambios sociales es el suicidio. "Habla de un suicidio egoísta propio de situaciones de crisis en el que personas arruinadas no quieren enfrentarse a su situación; y de un suicidio anómico que sucede con rápidos crecimientos económicos y que refleja un problema de orientación en la sociedad. Un ejemplo de esto último serían lo que se han denominado como "juguetes rotos", tales como músicos, artistas, deportistas, etcétera, que en poco tiempo ganan dinero y fama, pero que pierden el sentido de su vida en la sociedad y acaban en suicidios. Evidentemente, la causa de estos suicidios no son los cambios sociales, sino que estos cambios crean el clima propicio para que esto suceda en mayor medida que en épocas estables".

Haciendo una lectura heterodoxa de lo anterior "y si sustituimos el suicidio por otras conductas, que incluso algunos denominan para-suicidas, como el abuso de drogas, podemos corroborar esto en cierta medida. La revolución industrial trajo unos cambios sociales que favorecieron el alcoholismo de gran parte del proletariado, por la conjunción de diversos factores: abaratamiento del precio de las bebidas, malas condiciones de vida y de trabajo que empujaban a beber, carencia de alternativas de ocio y divertimentos que no fueran las tabernas y el hecho de que esos trabajadores eran totalmente prescindibles, de manera que cuando no eran suficientemente productivos eran sustituidos por otros, con lo que su salud y condiciones de vida no importaban apenas a las clases dirigentes, salvo honrosas excepciones".

Juan Manuel González de Audikana ha puesto de manifiesto que, después de la Segunda Guerra Mundial, vino una época de crecimiento económico en toda Europa y Norteamérica, crecimiento estable, acompañado de mejoras en la calidad de vida y en las condiciones laborales, el desarrollo de otros tipos de ocio, etc. "y con ello el consumo de alcohol se redujo notablemente y por ende los problemas de alcoholismo".

En los años sesenta (en los 70 en el Estado español), "como consecuencia del aumento de las rentas, los estudios se prolongan por encima de lo obligatorio y surge una nueva categoría social: la juventud, (ni niño dependiente, ni adulto autónomo, porque sigue estudiando y dependen de sus padres); además, es una generación que ha nacido en el seno de una sociedad de bienestar". Esto, para el director del Instituto Deusto de Drogodependencias "trae dos consecuencias destacadas: por un lado, una revolución juvenil de insatisfacción (en la que el prototipo fueron los sucesos de París, conocidos como "Mayo del 68"), reclamando más libertad y promoviendo valores post-materialistas minoritarios hasta entonces (pacifismo, ecología, feminismo); por otro lado, es una población sin una clara identidad social (nuestra identidad social proviene de la ocupación laboral), por lo que surge entonces toda una cultura juvenil con contenido ideológico y relacionada con la ocupación del ocio que les provee de una identidad transitoria (moteros, rockeros, mods, punkis, surfistas, montañeros, etcétera)".

Estas nuevas condiciones "traen un incremento en el consumo de otras "nuevas drogas", promovido por la contracultura y los movimientos juveniles, ligadas a esa identidad transitoria, de manera que algunas como el alcohol, el tabaco y el cannabis se han convertido en drogas iniciáticas para mostrarse ante los demás iguales como un no-niño", ha indicado en el curso de su ponencia en la Semana de Humanidades de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao.

Sobre esta última base, "los cambios sociales que están surgiendo al albur de los avances tecnológicos van produciendo nuevos riesgos en el consumo de sustancias y en otros comportamientos como el juego o las tecnologías de la información y la comunicación, con poco control por parte de los adultos porque somos emigrantes tecnológicos", ha concluido.

XLVI Semana de Humanidades

La XLVI Semana de Humanidades está organizada por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao (ACMB) con el patrocinio de la Diputación Foral de Bizkaia y el Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ), así como con la colaboración del departamento de Salud del Gobierno vasco, el Servicio Vasco de Salud-Osakidetza, el Ayuntamiento de Bilbao, la Facultad de Medicina y Enfermería de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU), el Colegio de Farmacéuticos de Bizkaia, la Universidad de Deusto, Mutualia, la Fundación Etorkintza, la asociación Ai Laket!! (personas usuarias o exusuarias de drogas por la reducción de riesgos) y la Sociedad Bilbaina.

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