El consumo de antidepresivos se ha incrementado

Según un estudio realizado en Baleares cuyos resultados se han presentado en el XXXI Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) que se celebra en Zaragoza, entre 2005 y 2010 el consumo de antidepresivos se ha incrementado un 30,5% y el de benzodiacepinas un 12,9%. Además, es a partir de 2007 cuando se ha producido un mayor incremento del uso de estos medicamentos.

Según ha afirmado Marisa Samitier, presidenta del comité organizador del congreso, "se está medicalizando mucho el sufrimiento" cuando antes las personas lo toleraban más y entendían que en algunas ocasiones había que sufrir.

Desde la aparición de la familia de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina a finales de los años 80, el aumento de estos fármacos ha sido continuo y, al aparecer nuevos antidepresivos con menos efectos secundarios, ha aumentado la prescripción de los mismos.

Caterina Vicens, médico de familia del Centro de Salud Son Serra-La Vileta en Palma de Mallorca, ha añadido que los antidepresivos no producen adicción, pero pueden provocar "un efecto rebote al retirarlos si se hace de forma brusca y por eso hay que dejar de darlos paulatinamente".

Según los expertos no parece existir un consumo abusivo de antidepresivos sin prescripción médica, sino, al contrario, en ocasiones los pacientes abandonan el tratamiento antes de lo que es adecuado para evitar las recaídas.

Por lo que se refiere a las benzodiacepinas, la Dra. Caterina Vicens ha indicado que "su uso en las últimas décadas ha sido excesivo, no tanto en sus indicaciones como en su uso prolongado en el tiempo al contar con una buena eficacia ansiolítica e hipnótica. Así, en general, su utilización es adecuada a corto plazo, pero pocas veces está justificada su utilización de forma más constante".

Las benzodiacepinas son medicamentos con efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos y amnésicos. Cuando se consumen de forma prolongada pueden crear dependencia y síntomas de abstinencia al retirarlas. Por eso, se recomienda siempre su uso a corto plazo (de cuatro a ocho semanas) y su retirada gradual.

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