Según un estudio de científicos australianos, la actividad física durante la infancia puede prevenir la depresión en la etapa adulta.
Un grupo de expertos de la Universidad Deakin (Australia) han descubierto que las personas que tienen poca actividad física durante la niñez son un 35% más propensas a padecer depresión cuando son adultos que aquellas personas que han realizado actividad física regularmente cuando eran niños.
La actividad física puede contribuir positivamente en el desarrollo de células cerebrales durante la infancia y a la vez, ayuda a afrontar mejor las situaciones de estrés. Además, una persona con bajos niveles de actividad física tiene poco apoyo social, lo que puede influir en que padezca depresión a lo largo de su vida.
Hasta ahora se afirmaba que este trastorno podría estar motivado por factores genéticos, circunstancias personales o estrés. Los expertos recomiendan que las personas vulnerables a padecer depresión o que ya hayan sufrido etapas con este trastorno cuiden su alimentación y sus pautas de descanso, realicen ejercicio físico regular y eviten el consumo de sustancias excitantes.