Uno de los grandes logros de los últimos treinta años ha sido el importante descenso de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, sida y, más recientemente, los accidentes de tráfico. Sin embargo, las cifras de suicidios han permanecido prácticamente invariables. De hecho, en 2015, el suicidio es la primera causa de mortalidad en hombres de 25 a 44 años y la segunda en mujeres, después del cáncer de mama. Entre los 15 y los 24 años, el suicidio lidera o sigue a los accidentes de tráfico como principal causa de muerte. El abordaje del suicidio, no es el único problema de salud mental y salud pública que se percibe en España. También lo son la depresión, la ansiedad, la bulimia o la psicosis entre otras muchas enfermedades mentales que afectan a una gran parte de la población si tenemos en cuenta que, según estudios recientes, una de cada 4 personas experimenta un trastorno mental a lo largo de su vida.
Ante esta situación, los expertos consideran urgente la elaboración de un Plan estratégico de Salud Mental en España, en el que se trate el tema del suicidio. Además de otros agentes, su elaboración debe involucrar a psiquiatras, epidemiólogos, profesionales de la salud mental y a los responsables de la vigilancia de las enfermedades mentales en las Comunidades Autónomas. Es preciso que esta estrategia incluya un plan de monitorización e indicadores que permitan evaluarla a medio y largo plazo. Así lo han constatado Isabel Noguer, directora del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, y Jerónimo Saiz de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, coordinadores, junto a Miguel Bernardo, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, del encuentro sobre epidemiologia de la salud mental que ha tenido lugar en el marco de la XXIX edición de la Escuela de Salud Pública de Menorca.
El encuentro ha reunido a epidemiólogos, psiquiatras, gestores y responsables de programas de salud mental con dos objetivos concretos: establecer las bases para un plan de acción y valorar la factibilidad poner en marcha un sistema integrado de información.
"Hay mucho por hacer pero debemos priorizar", dice Isabel Noguer. Y según vienen reclamando los psiquiatras, lo primera que cabría abordar son los trastornos psiquiátricos más prevalentes, como la depresión mayor, porque afectan a grandes capas de la población y son además responsables de muchos años perdidos por discapacidad. La segunda prioridad serían el maltrato infantil y los trastornos relacionados con el alcohol y drogas, la psicogeriatría y "todo aquello que se puede evitar". La directora del Centro Nacional de Epidemiología asegura que hay medidas "más que eficaces para prevenir el suicidio" a la vez que explica que en Europa y en España, el 75% de las personas fallecidas por suicidio no llegan a la consulta de un psiquiatra y que el perfil está cambiando y, a día de hoy, los hombres mayores de 75 años son los que más suicidios registran por encima del resto de grupos de edad.
Para pasar a la acción, es preciso un buen sistema de información que identifique a las personas con mayor riesgo. Y en este sentido, el encuentro celebrado en la Escuela de Salud Pública de Menorca ha sido un punto de partida para sentar las bases para disponer de un sistema integrado de información capaz de aportar a las autoridades sanitarias los datos necesarios para la toma de decisiones adecuadas a las necesidades y acordes con la evidencia disponible.
Hoy por hoy tenemos muchas fuentes de información con utilidades, accesibilidad y calidad diferente. "Debemos adaptarnos a las fuentes, aunque todas sean precarias e imperfectas, para poder recoger datos y sistematizarlos de manera coordinada", asevera Noguer, en alusión a las diferencias que se dan ahora mismo entre las comunidades a la hora de recopilar y analizar datos relativos a las enfermedades mentales. Mejorar la investigación epidemiológica y crear un registro nacional de suicidios son retos pendientes en materia de abordaje de la enfermedad mental en España.
Tanto psiquiatras como epidemiólogos consideran muy importante mantener acciones conjuntas que mejoren los sistemas de información, creen sinergias y den lugar a proyectos y actividades de interés común, que repercutan en las decisiones de los sistemas sanitarios y prioricen la atención a los problemas de salud mental.