La dermatitis atópica, a la que con frecuencia se le denomina eccema, es una enfermedad crónica de la piel que se caracteriza por síntomas como piel seca, enrojecimiento en determinadas áreas, prurito (picor intenso), erupciones en los pliegues de las rodillas, codos, pies, manos, etc. La enfermedad es de causa multifactorial, todavía no del todo aclarada; en todo caso, la ciencia médica postula la existencia de una base genética hereditaria y la participación de factores ambientales.
En la gran mayoría de los casos, la dermatitis atópica aparece en los primeros meses de la vida y afecta de manera preferente a los bebés y niños, pero también se produce en adultos.
Precisamente en relación con la dermatitis atópica del adulto, un equipo de investigadores de la Kaohsiung Medical University (Taiwan) han realizado recientemente un estudio en el que han analizado la exposición al tabaco ambiental en pacientes con dermatitis atópica, a los que se les diagnosticó esta enfermedad en la edad adulta, y en individuos de control de similar edad y del mismo sexo.
En el estudio se observó que los individuos que fumaban en el presente o lo habían hecho en el pasado tenían un riesgo relativo de padecer dermatitis atópica de comienzo en la edad adulta claramente superior al de los que nunca habían fumado. Los investigadores apuntan a que es probable que haya un riesgo acumulativo de padecer dermatitis atópica en los fumadores actuales, por cuanto, según los datos del estudio, cada paquete de cigarrillos por año incrementó en un 6% el riego relativo de padecer dermatitis atópica de comienzo en la edad adulta. Aún más, es mucho más probable que los no fumadores con esta enfermedad hubieran estado expuestos al humo del tabaco durante su infancia que los que no la tenían.
Es cierto, como reconoce el Dr. Yu que ha liderado el estudio, que hay otros factores de riesgo que pueden contribuir a la aparición de la dermatitis atópica en la edad adulta, pero esta investigación proporciona pruebas bastante convincentes de la relación que existe entre el hábito de fumar o la exposición al humo de tabaco ambiental y el desarrollo de la enfermedad que nos ocupa.